Revista Religión

Rosa, poetisa de dios, declama en su presencia por siempre jamás

Por Joseantoniobenito

ROSA, POETISA DE DIOS, DECLAMA EN SU PRESENCIA POR SIEMPRE JAMÁS

LA POESÍA HECHA HERMANDAD

La Hermana María Rosa Besada se había convertido en el ATRIO PAULINO en el "postre" espiritual y poético. Acababa de cumplir sus bodas de oro de religiosa y más de 90 de vida y seguía recitando con claridad, simpatía, belleza. Hoy día 10 el Señor vino para llevársela a la Morada Eterna; entre las fiestas del cumpleaños y el santo de la Virgen. Mañana, miércoles, Dios mediante, se le ofrecerá la Santa Misa y el funeral a las 11.00 am  en el colegio santa Maria Maria Eufrasia.  Nuestra oración por el eterno descanso de su alma; gracias, Señor, por haberla conocido y disfrutar con el encanto de su don de la declamación. 

La Hermana María Rosa Besada, quien hoy reside en Salamanca y tuvo prolífica labor en Trujillo durante años, lanzó CD de poemas. VEA conversó con ella.La Hermana María Rosa Besada, de la congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, fundada hace más de 140 años en Perú, y quien fuera por dos oportunidades la directora del Hogar de La Niña, lanzó un CD de declamaciones cuyo contenido incluye hermosos poemas recitados por Sor María Rosa Besada. 
¿Cómo nació la afición por los poemas?
Pues realmente yo no puedo decir cuándo empecé porque desde tan pequeña mi mamá me hacía recitar, me decía los versos y yo tenía que aprenderlos a medida que ella me hablaba; no sabía ni leer ni escribir porque sólo tenía 4 años. Después he seguido declamando y mi madre me ha seguido cultivando este arte. Al que le gustaba mucho era a mi papá, entonces él me estimulaba, me traía versos y me decía si aprendes este verso te regalo una bolsa de caramelos. Aparte mis dos hermanos cantaban muy bien, mi hermana mayor cantaba precioso, mi hermano Enrique también, y en cambio yo no puedo entonar nada. Mi mamá me consolaba y me decía tú no te preocupes, tú no cantas, tú recitas. 
Ud. entró al convento pasado los 40 años, ¿cómo fue esa etapa?
La llamada del Señor fue verdaderamente cuando yo tenía 26 años, pero entonces mi madre se puso mal y tuve que olvidarme de la vocación y dedicarme a verla. Entonces dije bueno pues, esperaremos porque era imposible dejar a mi madre así. Pasé largo tiempo dedicada al apostolado. Luego formamos un grupo de oficinistas de acción católica, porque yo trabajaba y así fue pasando el tiempo, dejé la acción católica e inicié otra vida muy distinta y pasó el tiempo desde los 20 hasta los 40. Teniendo yo 42
años murió mi mamá, y entonces yo pensé que estaba muy mayor para que entrara al convento, se me ocurrió más bien ocuparme de mis sobrinos que vivían en Ica y necesitaban estar en Lima para sus universidades, y así me empecé a organizar. Pero una de mis sobrinas me anima, y en ese momento que me sentía tan triste con la muerte de mi mamá vi que se me abrió una puerta, así es que me fui a la congregación de las madres, donde hoy estoy, porque eran las madres donde yo había estudiado de pequeñita. Le pregunté a la madre: ¿usted cree que pueda entrar a esta edad?, y me dijo que había que preguntar al provincial. Entonces días después me dijo tenemos que esperar; pidió permiso a Roma y consintieron porque la edad mayor es 35, y yo he entrado a los 42 años. Como verás yo tengo 50 años en el convento. 
¿Qué es lo que hace en su casa en Salamanca?
La de Salamanca es una casa de reposo, es para las hermanas mayores, para las que han tenido una enfermedad. A mí me llevó una enfermedad, ya me quedé ahí por la edad, pero de todas maneras siempre hago algo; yo soy como una periodista, siempre llevo los diarios, las felicitaciones a las hermanas todos los días para su santo.
¿Y anteriormente ha trabajado en colegios?
Así es, he trabajado en hogares, he trabajado diez años en Chiclayo, después seis años de superior en Trujillo en un hogar de la niña. Después de los seis años me mandaron a Lima y fui economa provincial; estuve ocho años. Luego volví, a los setenta y tantos años me mandaron otra vez de superiora a Trujillo. Los años que he pasado en Trujillo han sido los mejores de mi vida religiosa, porque realmente yo he gozado con las niñas, he gozado en esa casa; es una casa que me trae muchos recuerdos y que fatalmente ya no vamos a ser nosotras las que la llevemos acabo porque se la hemos dejado al Estado. No hay vocaciones, por eso yo le dijo a la juventud femenina anímense, entren a la vida religiosa, no hay cosa mejor que ser religiosa, pero no sé pues qué pasa, yo les digo ¿no te ha guiñado el ojo el Señor?, qué raro (ríe).
¿Y después de ser superiora en Trujillo…?
Pasé a ser apostolado, enseñaba a las chiquititas a las de primer año, segundo año, inicial, estimulación adelantada, a todas ellas las guiaba yo en el apostolado. Entonces tenía la suerte de estar rodeada de criaturas, de niñitas en el colegio "Santa María Eufrasia".
¿Hasta qué edad ha trabajado más o menos?
Hasta los 89, mis compañeras de noviciado me creen de su edad todavía; me tratan como si fuera más joven. Mira que cuando yo entré al convento, pensé para qué voy a servir ya, bueno serviré aunque sea para la limpieza, nunca pensé que me iban a hacer superiora, porque tenía que haber procesado tener votos perpetuos etc., pero inmediatamente me mandaron a Trujillo y ahí estuve felicísima.
Hablando de poesía, ¿cómo nace "Me siento como cañón"?
Esa es muy última, esa me la mandaron de Trujillo, precisamente una amiga, conociendo cómo me gusta la poesía. Inmediatamente se las leí a las hermanas, no la aprendí de memoria, la dije con el papel, y les gustó tanto que seguí recitándola siempre, hasta que por fin me la he aprendido de memoria.

Un poema, una oración

Mi papá, como le gustaba que declamara, me trajo una vez un versito que lo digo yo ahora, pero es una oración, una oración que algunas personas, sobre todo algunas jóvenes, van a desear saberlas, porque les va a convenir. Dice: "Yo Dios mío creo en ti, pues te adoro de hinojos, vuelve a mí tus santos ojos que estoy sin novio. Ay de mí, de amor me estoy abrazando y es mi paciencia escasa pues mientras el tiempo pasa yo también me voy pasando de mi estado, ten piedad y ya que mi amor no es ruin permite señor que al fin encuentre marido. Amén". Este verso lo inventó mi papa, o sea tiene años de años porque mi papá murió muy joven, de sesenta y tres años.


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