Revista Mundo vegetal
Aunque con un poco de retraso, por motivos que no vienen al caso, quiero enseñaros las fotos de la R. sempervirens, un de las especies autóctonas más vistosas, que pude hacer durante la segunda semana de junio. Iba siguiendo esos rosales desde mayo con asiduidad, pero volvía a ese "fondo" semana tras semana sin ver ni una flor abierta. Finalmente, en la segunda semana de junio se produjo la explosión.
Las flores no son perfumadas, pero los capullos tienen una suerte de resina pegajosa de aroma balsámico.
Me gusta especialmente el efecto de la R. sempervirens, con su follaje brillante y exhuberante y las bonitas flores sencillas sobre el boj que crece al fondo de ese camino. Ese boj está cubierto de todo tipo de lianas mediterráneas y es considerablemente grande, teniendo en cuenta lo lentos que son de crecer. Habrá visto muchos cambios en el paisaje, ya que la actividad tradicional de esa zona era la de la fabricación de cal por combustión de la roca caliza.
En cuanto a los helechos, que ya destaqué en una entrada anterior que hice sobre el mismo rosal, se han agostado. Esos Polypodium cambricum han quedado literalmente fritos por el calor a la espera de que el frescor y la humedad del otoño los haga renacer.
"Una rosa es una rosa es una rosa". Gertrude Stein.