Me acerco a la villa de Paredes de Nava en compañía de José Antonio Marcos, paredeño de tronío y amigo de los buenos. Nos conocemos desde la época del bachillerato en el Instituto Alonso Berruguete. Poco tiempo tarda José Antonio en recorrer los 21 kms. que separan Paredes de Nava de Palencia capital. Nos recibe Paredes con esa extraordinaria monumentalidad que se percibe desde la carretera, en la que destaca su enorme silo, y la belleza de la impresionante iglesia de Santa Eulalia, así como las no menos bellas, San Martín, San Juan y Santa María. Paredes de Nava es un pueblo en continuo candelero que se ha convertido en importante por sus actividades culturales, por sus iglesias y monumentos, por su arte y sus calles y plazas, casonas y palacios que invitan a un paseo sosegado. No me cabe duda de que mucha culpa de este éxito la tiene su alcalde, Luis Calderón, un emprendedor, un luchador, un hombre a entera disposición de su pueblo.
Entramos en la monumental villa en busca de la iglesia de San Martín, sede del Museo de los Cuentos y las Ciencias, nos espera y recibe su directora, Rosana Largo, que ha logrado fama y honores en el pueblo nativo de Jorge Manrique y los Berruguetes, en toda la provincia, en la región, en Francia, Portugal, Italia, Dubái, Catar, Indonesia, Japón y Nueva York, gracias a su ímpetu, a su constante creación, su laureado reconocimiento, a su sabia y explosiva idea para mezclar cuentos y ciencias.
Me sorprende desde fuera la magnitud de la iglesia de San Martín, del siglo XV, exenta al culto, que desde hace dos años cobija todo el ingenio de Rosana, la "Da Vinci pucelana". Bella portada en la que predomina un estilo plateresco rico en su decoración y su espléndida puerta, bien conservada al paso de tantos siglos, nada menos que durante seiscientos años.
Tras cruzar esa puerta me invaden admiraciones y sorpresas: jamás puede imaginar que se pudiera decorar una iglesia con tanta magia e imaginación, me doy cuenta de que estoy viendo algo único en el mundo, una maravilla nunca vista que me deja sin palabras, ahora entiendo el internacional éxito de su directora.
Saludamos a Rosana, que nos dedica en exclusiva su tiempo, una vez que cumplió sus compromisos. El entendimiento con la artista es magnífico, como si nos conociéramos de toda la vida. Tiene encanto esta mujer por su sonrisa y sencillez; por su entusiasmo, que contagia a quien le escucha; por su forma de ser, de vivir intensamente sus creaciones que impactan sin duda a los sentidos de quien visita por primera vez el Museo.
Trabajo inmenso, imaginación sin límites, esfuerzos a destajo durante dos años, en los que Rosana decoró la antigua iglesia, y se puso el mono de albañil, de carpintero, de electricista, de escultora, decoradora, modista, bajo la atenta mirada de la figura de Jorge Manrique.
Presiento que estoy hablando con una creadora que posee una imaginación prodigiosa para crear originales obras, de esas que hablan a quien las contempla, escenas fantásticas que a nadie dejan indiferente por ese mágico color, y ese exclusivo vestuario con el que adorna sus creaciones con pedigrí darviniano.
Me cuenta su primera admiradora, la madre de Rosana, que su hija con tan solo año y medio pintó una esfera y hacía círculos claro oscuros. Qué el pediatra se sorprendió con esa niña tan precoz que a los cinco años mostraba en sus dibujos unas maneras impropias de una niña de esos años. Rosana causaba admiración en sus profesores, que no daban crédito de las habilidades y conocimientos de aquella niña. A los seis años ya tenía capacidad para tener ideas geniales, y un conocimiento exhaustivo de la obra de Velázquez después de las frecuentes visitas con sus padres al Museo del Prado, allí maravilló a cuidadores y visitantes de como una "mocosa" sabía tanto de Velázquez.
Rosana de niña era una superdotada con alta capacidad para tener ideas geniales, a las que se suma su pasión por la cultura y el arte. Inquietudes poco comunes en una criatura tan pequeña, que se divertía más pintando que jugando a las muñecas con otras niñas.
Rosanita era capaz de inventar sus propias fórmulas de integrales en su propia casa que después en el colegio admiraba su profesor de matemáticas. En la localidad vallisoletana de Urueña, Rosana comenzó a hacer sus pinitos como pintora en la librería de sus padres "La Boutique del Cuento"
Se puede decir que la formación de Rosana Largo es autodidacta en su totalidad, debido a unas cualidades propias de un genio, genialidades impensables en una niña tan pequeña que llegó con el tiempo a crear un museo único en el mundo que relaciona los cuentos con la ciencia, que parecen antagónicos, pero no lo son.
"Siempre he ido llevando exposiciones científicas a nivel nacional que relacionaban los cuentos con la ciencia, hay que rascar los cuentos para encontrar los conceptos científicos. Es la singularidad que tiene este museo. Existe una relación entre el cuento, el arte y la literatura".
La obra de Rosana es una producción totalmente innovadora, fruto de su permanente investigación con empleo de técnicas del pasado, que envuelven a sus obras de una magia fantástica, que atrae la mirada y a nadie deja indiferente. Estamos ante una artista única en el mundo, como también lo es su Museo de los Cuentos y las Ciencias.
Rosana Largo comenzó a pintar de forma brillante desde que era niña dada su pasión por la pintura, con claras influencias de su infancia, llevó consigo la consigna que le enseñaron sus padres: "Sé humilde", que tuvo como gala en su envidiable ascenso a la fama y ser capaz de emocionar a las personas que admiran su arte, en el que destaca una policromía imposible en una difícil planificación de sus composiciones, con un estudio previo y profundo de sus bocetos, tal como hizo Velázquez, de quien aprendió tras su estudió con placentera dedicación para saber de su vida y obra, y su admiración por su conocimiento de la astronomía.
El meteórico ascenso de Rosana Largo pronto le dio oportunidad para hacer exposiciones a nivel nacional. Su mágica mezcla creativa de pintura, ciencias y cuentos le llevó a la internacionalidad en un paseo por el mundo plagado de premios en sus desfiles policromados que traslada a otra época, y le llevan a Florencia, Roma, Portugal, París o Nueva York, Tokio, Dubái, Catar e Indonesia, con infinidad de frentes abiertos por todos los continentes y con representantes en Dubái, Nueva York, Milán y España que participan y muestran su obra en exposiciones para coleccionistas y subastas.
Recuerda Susana que de niña en sus visitas a Paredes de Nava comenzó a admirar el ingenio y maestría de Pedro Berruguete, al contemplar sus tablas en el retablo del Altar Mayor de la iglesia de Santa Eulalia, en concreto su fuente de inspiración fue el rey David. Expuso su proyecto a la entonces senadora Carmen Caballero, que le aconsejó hablar con "El Mejor", que no era otro que Luis Calderón, alcalde de Paredes de Nava, al que considera "un luchador contra la despoblación, héroe local, que fomenta el emprendimiento en su pueblo, la promoción de su patrimonio y la cultura local, así como la creación de servicios básicos y transporte para su zona, con la consigna de que la unión hace la fuerza".
Luis Calderón apostó por Rosana Largo y puso en sus manos todo lo necesario para llevar a cabo su proyecto en Paredes de Nava. Le entregó las llaves de la iglesia que dejó de ser lugar de culto para convertirse en un museo. Un templo plateresco y mudéjar del siglo XV, que después del duro trabajo de dos años, Rosana convirtió en el Museo de los Cuentos y la Ciencia, con un éxito espectacular, al tiempo que la artista recogía importantes premios, como la medalla de platino, un premio reservado solo para elegidos como Paster o Picasso. El premio internacional Michelangelo de Pintura, en Roma; el premio Da Vinci, en Florencia; Giotto, en Portugal; Dante Alighieri, en Padua y el premio Ciudad de Nueva York. Impresionante.
Además de exponer en Nueva York, Lisboa, Miami, Madrid, Dubái, Roma, o en museo Louvre de París, y ser reconocida como una de las artistas del año en EEUU, Rosana conquistó Nueva York, lució en Manhattan su cartela en la Torre de Times Square, con la iglesia de Santa Eulalia, la escultura de Jorge Manrique, símbolos universales de Paredes de Nava, junto a la bandera de España y una pintura de Rosana.
En principio no fue fácil entender por parte del pueblo de Paredes de Nava lo que se iba a hacer con su iglesia de San Martín, pero poco a poco la artista de Valladolid, consiguió hacerse popular y dio vida a los establecimientos y profesionales de la localidad, y el pueblo empezó a apoyar a su emblemática Rosana Largo, que afirma que tiene los pies en el suelo y "donde mejor me siento es en Paredes de Nava, después de haber recorrido el mundo".
Recuerda Rosana que la primera persona que visitó su Museo de las Artes y las Ciencias, tras su inauguración, el 21 de mayo de 2022, fue una anciana de 100 años que se emocionó con lo que pudo ver en ese museo de su pueblo.
PALENCIA EN MIS RECUERDOS
Una idea de Alfonso para "Curiosón"