Apenas pude pronunciar mamá. La mano segura que empezaba a llevarme por la vida un día se soltó sin saber porqué y un vacío se fue instalando a través de los años.
Era un día luminoso de Octubre. Otra mano con figura oscura y rostro de dolor me llevaba entre los árboles. Los demás no paraban de besarme.
Nunca compré un regalo ni festejaba con los demás.
Rosas blancas para mamá.
Al final tuve que ser yo la que llenó el vacío, la que recibe regalos y se entrega al amor.
La que se aferra a una mano para conducir al futuro.