La semana que viene, celebraremos el Día del Libro y, aquí donde yo vivo, la Diada de Sant Jordi. Desde que inicié este blog, he dedicado un espacio a este Día y, como el tiempo va tan veloz (que asusta), ya estoy de nuevo, encarando el 23 de Abril…
En entradas de años anteriores, he defendido que las mujeres , además de la rosa ( que no la quito del pack) deberían recibir, también, un libro. Y, aunque eso sea ya una costumbre habitual en las nuevas generaciones, reclamaba que se “formalizara” ese nuevo aspecto de la tradición : ” a mí, regálame una rosa y ( atención al “y”) un libro.”
Este año, mi mensaje de Sant Jordi 2011 se va a centrar en las rosas. Los tiempos cambian y yo me hago mayor y los recuerdos me asaltan. Y me acuerdo de la época en que nos paseábamos por las Ramblas de Barcelona, curioseando entre cientos de libros mientras el aroma a rosa , embriagaba el ambiente. Era una fragancia potente, que forma parte de mis recuerdos como algo tangible…pero hace unos años, aunque la explosión visual sigue siendo fantástica ( y es impagable ver tanta rosa circulando por las calles), aquello no huele a nada…
Antes, recibías una rosa ( dos a lo sumo), engalanadas de Sant Jordi y con un perfume intenso. Ahora, llegas a casa con una docena, todas en sus cucuruchos de plástico con la bandera catalana mal impresa y con un aroma a absolutamente nada. Nada de nada…
Y es que ya no es lo mismo…Ese caminar por los puestos de libros, sin esa huella fragrante que te recuerda que es el día del leer y del quererse…
Así que para este este año deseo que , además del libro , una rosa de la docena que van a caer, huela a rosa. Será un símbolo de que aún hay esperanza…
Porque las rosas deberían oler a rosa… ¿no?…
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