Revista Mundo vegetal
Este otoño no pensaba tener grandes floraciones en mis rosas. Por un lado, las condiciones climáticas han sido adversas: dos meses largos sin lluvias, junto con un persistente viento del nordeste, hicieron que agostaran (verbo muy ad hoc), no importa los esfuerzos de riego que se hicieran.
Por otro lado, mi necesidad de vacaciones :), incluídas vacaciones jardineriles. Así que hasta el mes de julio hice con corrección todos mis deberes roseros, pero agosto me lo tomé como de absoluto descanso. Eso sí, hice la poda a las rosas de floración única, y, con franqueza, fue todo un trabajo, porque la mayoría ya están en fase adulta, lo que supone ramaje en abundancia. Suerte para mí, no es una poda complicada, sino reduccionista: cortar hasta la mitad o un tercio, según los casos. A finales de invierno se les da un repasillo para retirar material enfermo y abonar. Y listo.
No obstante, a pesar de mi dejadez, en estas últimas dos semanas he tenido floraciones interesantes en muchos rosales,...alguna, como la de Janet (Austin 2003), por completo sorpresiva: un día estaba el rosal, otro día miré, y estaba lleno de rosas, ¿de dónde saldrían?.
Voy a centrarme en algunos modernos, que, según mi criterio, han conservado un buen valor como cultivares en otoño. La mayoría de híbridos de té reducen drásticamente su número de pétalos y tamaño de flor tan pronto llegan los calores fuertes. Son pocos los que mantienen el tipo.
Cosmos (Combe, 1994), es un estándar extremadamente florífero, y perseverante. Estará floreciendo hasta que haga un frío total, y conservará capullos aún cuando todo el follaje se haya caído. El aroma es muy agradable.
Jardinero Ortiz (Dot, 1969), tan agradecido como siempre. Quizás el arbusto algo feo de formas a estas alturas de la temporada, hubiera agradecido un recorte. Tomo nota para darle una pequeña poda a finales de julio del 2011.
Cherry Parfait (Meilland, 2000), en este caso, un grandiflora. No es de mis rosales predilectos, pero confieso que me agradó verlo tan florecido,... a pesar de que me sigue resultando un poco plasticosa la flor, que, por cierto, no huele a nada, ni siquiera ese leve aroma de las flores del campo.
Impératrice Farah (Delbard, 1992) es, por el contrario, una de mis debilidades. La flor es perfecta, con una combinación de colores muy peculiar, naranja más crema y un notable aroma.
No es raro verlo en flor en esta época, ya que, al contrario que la inmensa mayoría de rosales, no inicia su floración hasta que la temporada está avanzada, y la prolonga de manera notable.
"Una rosa es una rosa es una rosa". Gertrude Stein.