Rosberg levanta el trofeo de ganador en Interlagos acompañado de Hamilton y Massa.
No es alguien demasiado expresivo ante las cámaras, pero Felipe Massa (Sao Paulo, 1981) estaba eufórico. La torcida brasileña le jaleaba por su apellido: "¡Massa! ¡Massa!", mientras su mujer le aplaudía y su hijo iba contándose los dedos de la mano. Cuando crezca, el pequeño valorará cómo fue de importante ese podio para su padre, un Felipe Massa que se subió al cajón por segunda vez en el curso. Antes lo había hecho en Monza, donde también se llegó el aliento de la grada por su pasado en Ferrari. "Estoy muy
agradecido a la afición", dijo Felipinho, que no se olvidó de recordar sus dos errores de peso en el pit stop. Acabó tercero pese a ser sancionado con cinco segundos por exceso de velocidad y llegar a pararse ante los mecánicos de McLaren antes de hacerlo en los de Williams. Massa era el invitado de honor en el podio de los dos pilotos que opositarán por la corona de 2014 en Abu Dhabi. Los dos pilotos de Mercedes, que firmaron el 11º doblete, una cifra inédita en la historia de la Fórmula 1. Esta vez ganó Nico Rosberg, con la sonrisa de oreja a oreja tras su racha de siete pruebas sin ganar y, sobre todo, la de cinco venciendo de su compañero Lewis Hamilton. El británico llegará con 17 puntos de margen a la última prueba, que puntúa doble (50).
Hamilton maldijo un trompo que hizo en Interlagos y que le hizo perder puntos para ganar. Una equivocación que cometió por su hambre competitiva e ir al límite. Por vaciarse y pretender poner nervioso, otro día más, a Rosberg. El alemán supo mantener la compostura esta vez. Aprendió de su despiste en Austin y estuvo siempre muy atento. Una de las combinaciones que beneficiaría a Rosberg dentro de 15 días en el circuito de Yas Marina sería ganar y que Hamilton acabase tercero. Entre sus aliados podría estar Fernando Alonso, sexto, y, de nuevo, por delante de su vecino en Ferrari, Raikkonen, séptimo. O Ricciardo, que abandonó, o Vettel, quinto. También Bottas, otro que tuvo problemas en el pit stop, al que tuvieron que cambiar el volante y ya no levantó cabeza. El finlandés, una de las grandes sorpresas del curso, sólo pudo ser décimo.