Revista Cultura y Ocio

“Roseanna” de Maj Sjöwall y Per Wahlöö

Publicado el 05 septiembre 2022 por Juancarlos53

«Ella volvió a su estado normal. El momento pasó. Algunas frases desgastadas y la conversación acabó. Todavía distraído, se quedó con el auricular del teléfono pegado al oído hasta que la escuchó colgar. Un clic y un silencio vacío. Era como si ella se encontrara a miles de kilómetros. Hacía años que no hablaban.»

“Roseanna” de Maj Sjöwall y Per WahlööGracias a los blogs literarios amigos que frecuento he conocido la existencia de esta pareja de suecos, Maj Sjöwall y Per Wahlöö, que en 1965 dieron a la imprenta esta entretenidísima novela. Roseanna fue -y lo sigue siendo, claro- la primera de una serie de diez conocida como Serie Martín Beck por el nombre del policía protagonista de la misma.
Los autoresMaj Sjöwall y Per Wahlöö fueron pareja desde 1962 hasta 1975, año en que, con sólo 48 años, murió Per de cáncer de pancreas. Maj le sobrevivió  45 años muriendo en 2020 a la edad de 85. Mientras estuvieron juntos tuvieron dos hijos y escribieron las diez novelas protagonizadas por el inspector de la Brigada Criminal Central Martin Beck. Con la muerte de Per la serie se interrumpió y Maj no la continuó, dedicándose ella desde ese momento fundamentalmente a la traducción al sueco de obras escritas en danés, inglés y noruego. También es autora de algunos relatos y de una exitosa novela negra que publicó en 1990 titulada La mujer que se parecía a Greta Garbo inédita aún en español.
Roseanna
Sinopsis (proporcionada por la propia editorial)Una tarde de julio aparece el cuerpo de una joven en el lago Vattern, en Suecia. Tres meses después, todo lo que sabe el inspector de policía Martin Beck es que el nombre de la chica es Roseanna, que vino de Lincoln, Nebraska, y que pudo ser estrangulada por cualquiera de las ochenta y cinco personas que viajaban con ella en una excursión en barco.
En la novela se trata de resolver un complicado asesinato sucedido en el lago Boren en un barco de pasajeros que pasea turistas por esa zona de lagos suecos gracias al amplio sistema de esclusas que permiten navegar pese a la distinta altitud existente entre unos y otros. La novela es claramente de corte psicológico e inaugura la que décadas más tarde será la exitosa novela criminal escandinava con autores tan conocidos y leídos hoy como Henning Mankell, Stieg Larsson, Jö Nesbo, Asa Larsson, Arnaldur Indridason, y otros tantos más. 
Que el criminal y principal sospechoso posea una mente fuerte que ponga difícil a los policías que lo investigan hacerle confesar no es algo excesivamente novedoso respecto a la novela negra anterior encuadrada en el 'hard boiled' norteamericano fundamentalmente [sobre el hard boiled tengo escritas cosas en este blog: aquí, aquí y aquí]. Con Maj Sjöwall y Per Wahlöö la novela negra europea dio un salto cualitativo importante al incorporar a sus tramas, profundizando lo que se intuía ya en Chandler o en Hammett,  el cuestionamiento de la sociedad -o al menos de algunos estamentos de la misma- en la que el crimen se ha `roducido. Este hecho es de grandísima importancia en el momento en que la serie Martin Beck aparece en Suecia, un país que en 1965 estaba considerado como un auténtico paraíso en la tierra en el que las diferencias sociales eran mínimas, la igualdad entre los sexos óptima y el socialismo sueco digno de ser imitado. 
Martin Beck es un esforzado y magnífico policía cuya vida matrimonial transita por zonas pantanosas. Este policía de estómago delicado vive su matrimonio y paternidad de manera peculiar. A lo que parece no se le ve muy satisfecho con su vida privada aunque tampoco da la sensación de que quiera romper con ella. Son muchos los momentos en los que su mujer entra en sospecha por las muchas horas y noches que el policía dedica a su trabajo
«Su mujer no le dijo nada, pero el destello de duda de sus ojos era cada vez más patente cuando él la miraba. Hacía ya mucho tiempo que desconfiaba de esa extraña misión que nunca daba resultado, pero que mantenía alejado a su marido de casa noche tras noche
A él estas sospechas lo tienen hastiado y las mismas vienen a sumarse a actitudes mantenidas por su mujer que nada le satisfacen
«Desde que los niños se habían hecho mayores y no la necesitaban tanto como antes, su esposa, con entusiasmo fervoroso e inoportunidad enfermiza, había asumido el papel de enfermera del hogar y los recurrentes períodos gripales de su marido constituían para ella eventos tan importantes como los cumpleaños y períodos festivos.»
Respecto a las mujeres, cuando se lee la novela, se percibe a veces, en palabras y gestos de algunos personajes masculinos, un cierto machismo presente en esa sociedad sueca que a los de por aquí, quiero decir, a los españolitos de esos y siguientes años, nos parecía tan avanzada en todo. Así se observa, por ejemplo, cuando el detective principal y su jefe hablan sobre quiénes investigarán el caso
«—¿A quien llevarás contigo?
—Sólo hay ocho hombres en comisaría. Contaba con los dedos.
—Bueno, de los cuales una es mujer. Y alguien debe de ocuparse del resto de las tareas.
»
Al igual que con este machismo, existente en las mentes aunque negado habitualmente en las declaraciones, Maj Sjöwall y Per Wahlöö ponen el dedo en la llaga al citar la colaboración con Alemania de la oficialmente Suecia neutral  durante la IIª Guerra Mundial. Así se cita con elogio, por parte de algunos personajes secundarios con los que Martin Beck habla en el curso de la investigación, el papel realizado por la División Azul española en esa contienda
«El comandante Jentsch vio bastante en la guerra. Bastante, bastante. Durante nueve meses, quizá llegaron a once, bueno, de todas maneras fue oficial de enlace en la División Azul, ¿conocen la División Azul? Las tropas españolas de élite que Franco mandó para luchar contra los bolcheviques. Y debo decir que aquí, a menudo, medimos a italianos, griegos, españoles y demás... Bueno, a ver si me entienden, los medimos a todos por el mismo rasero, pero tengo que decir que aquellos chavales, o sea, los de la División Azul, esos sí que sabían...»
Es, pues, una novela en la que vemos comportamientos y conversaciones normales de personajes muy normales. Seres que no se comportan con falsedad y que declaran sin remilgos lo que en verdad piensan; de ahí que no se corten un pelo al elogiar a la División Azul o al opinar sobre hombres y mujeres. Quizás, pienso desde el momento presente, aún en 1965 no se había impuesto el concepto de lo políticamente correcto y menos aún el del pensamiento único; nadie tenía miedo de que sus palabras u opiniones le condenasen al ostracismo de la cancelación en que son alojados aquellas personas que hablan de manera libérrima.
El prólogo a la edición de Roseanna que he leído lo firma Henning Mankell. Magnífico prólogo el que en 2010 escribió el escritor sueco desaparecido en 2017. En él destaca aspectos importantísimos como el de que  Per Wahlöö, militante comunista, antes de estar con Maj Sjöwall hubiese escrito una novela situada en la España de Franco («Antes de 1965, había leído varias novelas de Per Wahlöö. Recuerdo especialmente El camión, que se desarrollaba en la España fascista.»). Pero lo esencial de las palabras de Mankell queda referido a aspectos literarios de la novela: así, señala que «En Roseanna, los investigadores de homicidios emergen como personas normales. No hay nada heroico en ellos» y algo más adelante dice que «es una de las primeras novelas policíacas en las que el tiempo juega claramente un papel principal.». Este uso del tiempo -la acción dura seis meses y medio, pero en los tres primeros la investigación policial apenas avanza- sirve para imprimir un ritmo idóneo de suspense y de tensión al relato.
Novela negra nórdica, novela criminal escandinavaTambién, aunque no en exceso, hay humor en el relato. Un humor, todo hay que decirlo, a la sueca, o sea, nada estruendoso, sin carcajadas que rompan el hielo de esa sociedad nórdica: así en la narración del descubrimiento del cadáver leemos que «La mañana del cinco de julio la draga amarró en Borenshult ante la admiración de los niños del pueblo y de un turista vietnamita» ¿Un turista vietnamita en Suecia, en 1965, cuando la Guerra de Vietnam estaba en su apogeo? Evidentemente estamos ante un sarcasmo, humor irónico, una velada crítica por esa guerra inacabable contestada por la izquierda sueca en la que militaban los dos escritores. Más humorístico y literariamente más funcional me parece el uso que hace del mismo para caracterizar personajes: «—Atención a la elección del verbo enrolarse —puntualizó mirando con orgullo a Martin Beck.», le dice el inspector Kollberg a su inmediato superior que poco antes le había corregido una palabra. El mismo Kollberg y su compañero Melander hablando con Martin Beck quedan caracterizados por su vocabulario:
«—¿Y de dónde vas a sacar a una mujer?
—Tiene que haber alguna en el cuerpo.
—Mejor búscala antes.
Diez minutos más tarde, Kollberg preguntó: —¿Y dónde piensas encontrar a una tía?
»
Otros momentos de tono humorístico en mi opinión dignos de ser destacados se ven en frases como las que siguen:
  • «El tradicional asesinato de Nochevieja sucedió en Gotemburgo y se esclareció en menos de veinticuatro horas.»
  • «Doce alemanes, cuatro daneses, cuatro ingleses, un escocés, dos franceses, dos sudafricanos —a éstos habrá que buscarlos con un tam-tam—, cinco holandeses y dos turcos.»
Quizás hoy, esa sarcástica alusión a los sudafricanos sometidos por entonces al cruel apartheid no superaría el listón de lo políticamente correcto. Y quizás hoy, si los vigilantes de la ortodoxia se empeñasen, veríamos desaparecer las novelas de esta pareja de suecos de los anaqueles de las librerías. Corregir el pasado es, como denunciara George Orwell, pretensión de todos los absolutistas. Afortunadamente la pareja formada por Maj Sjöwall y Per Wahlöö no tiene la fama universal alcanzada por la dama de la narrativa detectivesca, Agatha Christie, cuya novela Diez negritos en las últimas ediciones figura ya con el título de Eran diez a fin de evitar la palabra estigmatizada. No se sabe qué opinaría de este cambio la autora británica si estuviera viva.
Para finalizarLos escenarios en los que se desarrolla la trama novelesca son totalmente reales: «Motala es una ciudad sueca de tamaño medio. Está situada en la provincia de Östergötland, en la parte norte del lago Vättern, y tiene unos 27.000 habitantes.». El lugar donde aparece el cadáver de la mujer asesinada es bien conocido por todos los suecos que hayan pasado por la escuela: «—El lago Boren —dijo—. Boren, Roxen y Glan. Que yo recuerde, eso es más o menos lo único que aprendimos en el colegio».
También, leída desde el siglo XXI, ha llamado mucho mi atención observar la enorme dificultad que habían de tener las pesquisas policiales durante los años del siglo XX en que aún no existían los ordenadores. Repasar la vida y localizar a los 85 pasajeros que viajaban en ese barco donde se cometió el crimen desde luego no debía de ser trabajo fácil de realizar.
Por último, sólo me resta decir que leeré alguna novela más de esta serie al haberme satisfecho mucho "Roseanna" de Maj Sjöwall y Per Wahlöö, un auténtico clásico de este género narrativo. Saber en qué parará la relación del personaje con su mujer es para mí ya un verdadero acicate para buscar el siguiente título de la serie, El hombre que se esfumó, de por sí ya más que intrigante, ¿no os parece? 
Nota:La novela es un titulo más para incorporarlo al listado de novelas clásicas leídas dentro de la VIª edición del Reto Nos gustan los clásicos“Roseanna” de Maj Sjöwall y Per Wahlöö

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