Me van a disculpar vds. lo soez que he convertido mi lenguaje en las últimas entradas, probablemente debidas a que el noticiario me hace pasar de la sorpresa a la indignación sin términos medios. Para el caso que nos ocupa hoy, ¡manda huevos!, aunque la coloquial expresión tampoco puede ser considerada malsonante por eso de que salió de la boca del Sr. Trillo en cierta ocasión, cuando creía cerrado el micrófono que lo inmortalizó. Se pregunta uno qué diablos tendrá que ver el Barcelona Club de Fútbol con el catalán, al margen de la obviedad que representa ser la lengua cooficial en la comunidad autónoma en la que la entidad deportiva lleva a cabo sus actividades. Aunque a algunos les pese, de momento el Barcelona es un club español, misma condición que tiene la ciudad condal, que no fue jamás reino por más que se empeñen algunos nacionalistas rancios en tergiversar la historia, y lo tristemente real es que con el catalán se llega poco más lejos de Granollers, pero con el inglés y el español, se va a todas partes. ¿Habla en catalán el Sr. Rosell cuando representa a su club en Japón?. Me temo que no, del mismo modo que Montilla, quien hubo de aprender catalán a marchas forzadas y terminó por pedir un traductor en sus visitas a “Madrit”, educaba a sus hijas en un colegio bilingüe en alemán en inglés; se conoce que no sentía los colores del emblemático club. Los personajes públicos no dejan de sorprendernos y D. Ricardo, el “sindi-banquero” encabezaba una manifestación por una educación pública, de calidad y para todos, mientras sus retoños estudian en uno de los centros privados más elitistas de la capital. Mezclar churras con merinas no es bueno, y el Barcelona, que es un gran equipo, tiene su sede y representa a una ciudad española en la que también se habla catalán. Así de sencillo. Así de simple. Y con el convencimiento de que numerosos castellano parlantes que viven en Cataluña, se alegran enormemente de las victorias de su equipo, sin sufrir la tortura de tener también, una lengua oficial.