A dos centímetros de la tierra
mi mano, como una niebla fría y seca
traza gestos horizontales, de críptica escritura,
por convocar tu cuerpo sepultado.
Lame mi lengua su deseo entre coles
y está mi sexo recortado, a ras de suelo.
Tus pechos, cóncavos de arcilla,
derraman manantiales sepultados.
Recorren minerales tus pechos soterrados.