Son las personas las que definen los lugares. Son sus rostros, sus risas y sus lamentos lo que realmente caracteriza un país. Son sus miradas las que hace de un mismo mundo múltiples realidades.
Estas son algunas de las personas que con las que me he ido encontrando. Definen lo que he visto y vivido mucho mejor que cualquier templo, monumento o paisaje. Las fotografías no tienen una gran calidad, me atrevería a decir que son bastante malas. Han sido tomadas a la carrera, muchas veces dentro de un coche en marcha. Pero intentan recoger el momento, contar una historia, como la de aquella mujer en Filipinas que cuenta con preocupación las pocas monedas que le quedan, los alegres bailarines que no dejaban de reír cerca del templo del cielo en Pekín, o las dos niñas que posaron en Camboya regalándome la mejor de sus sonrisas.
Mario Jiménez