Los doctores Abadín y Casado en la consulta del segundo.
He tenido el privilegio de tutorizar durante un mes a Fernando Abadín, médico residente de tercer año en Medicina Familiar y Comunitaria. Y digo privilegio porque entiendo la función docente intrínsecamente ligada al desempeño de la medicina pese a que por motivos administrativos no permitan a mi centro de salud ofrecer dicho servicio.
Las inquietudes de Fernando eran por un lado conocer el modo de ejercicio de la medicina de familia de un médico con habilidades de trabajo en web social y por otro tratar de asomarse un poco a la salud comunitaria. Además de haber compartido las largas horas de consulta con cientos de pacientes y desgranado los aspectos de comunicación asistencial avanzada que usamos en la práctica fuimos caminando un itinerario bibliográfico. Cada día le presentaba un libro de referencia con amplia utilidad en la práctica clínica. Durante la rotación pudo leer 5-6 integramente y se lleva en la mochila unos 20 más. Todo esto lo fue apuntando en el cuaderno rojo que estrenó el primer día y que ahora, casi completo, le servirá para ir desarrollando la gran cantidad de ideas y pistas que con paciencia fueron vertidas en él. Ni que decir tiene que discutimos tambíen varias decenas de artículos científicos de diversos temas que nos parecieron oportunos.
Trabajamos también con microtutorias, en forma de llamada, videollamada o entrevista personal breve (10-15 minutos). De esta forma Fernando pudo hablar y tomar café con Javier Ayllón (jefe de grupo de Villalba pueblo, probáblemente el mejor técnico administrativo sanitario de la Comunidad de Madrid), Franciso Agüera (un excelente médico de familia de mi equipo), Fernando Fabiani (médico, actor y excelente comunicador) y tres médicos de familia 2.0 sobresalientes como Juan Gérvas, Fernando Casado y Vicente Baos (que no necesitan presentación).
Fernando ha sido testigo estos días de proyectos de colaboración online entre el hospital de Villalba, nuestro centro de salud y varios epacientes. De la redacción de contenido digital y su visibilización en internet, de la búsqueda de información clínica de pacientes atendidos, de la comunicación con estos usando llamadas programadas telefónicas o correo electrónico. Hemos hecho colaboraciones con periodistas, con investigadores de la Universidad de Murcia, con la campaña #VotaMásPrimaria de Semfyc y otros proyectos. Hemos podido estar virtualmente en la Wonca siguiendo los comentarios de twitter del congreso y también hemos lanzado nuestros propios mensajes a la red.
En cuanto al apartado de investigación hemos recogido datos de uso de información en internet por los pacientes que publicaremos en breve plazo.
Una de las cosas que más valoro de estos días ha sido poder presentarle a una buena lista de referentes en Atención Primaria, nacionales e internacionales, además de profesionales de otras categorías y disciplinas que a partir de ahora podrá seguir y con los que podrá interactuar si lo desea.
En relación a la salud comunitaria hemos avanzado el proyecto de mapeo de activos para la salud en Collado Villalba, leyendo artículos y preparando el tema. En estas semanas hubo reuniones con personal del Ayuntamiento, con el centro de mayores de la Comunidad de Madrid y con otros profesionales sanitarios de la zona. Tenemos preparado un cronograma para desarrollar el próximo otoño y motivación suficiente como para que salga bien. Por otro lado este mes ha terminado la 4ª promoción de alumnos del curso de Mindfulness que imparto en colaboración con el Ayuntamiento, una de las pocas iniciativas que aunan sanidad y organismos locales.
La idea fuerza que le he tratado de transmitir en la rotación es que el profesional sanitario del futuro no puede trabajar solo. Necesita un equipo físico y otro virtual, necesita tener una red potente comunitaria y extracomunitaria. La complejidad, incertidumbre y dificultad de la asistencia no deja de aumentar, por eso es fundamental disponer de redes que nos ayuden y protejan, que nos provean de mejor información y con las que podamos interacturar.
También he defendido que el paciente necesita ser atendido dignamente con un alto nivel de respeto y la mejor calidad de atención y comunicación que podamos ofrecerle. Para eso el profesional sanitario precisa cuidar su propio mantenimiento personal, su formación continuada y su motivación. La pieza más frágil de la sanidad somos las personas que la sostenemos. El burn out es un riesgo más frecuente de lo que pensamos.
Por último he tratado de contagiar la fuerza de la creatividad, esa brisa capaz de convertir un trapo en una vela y de mover un barco hacia otros horizontes. La humanización y los aspectos humanistas también han ido de la mano, tengo claro que sin ellos devenimos en técnicos burócratas o en cosas peores.
Ha sido para mi un reto tratar de estar a la altura de las expectativas del tutorando. Me he esforzado en hacer que esta rotación sea de alto rendimiento para él y le provea de herramientas, motivaciones y referencias que le ayuden a orientarse en el mar de complejidad que le tocará navegar dentro de poco. No es una cuestión únicamente de acumular conocimiento, como llevamos toda la vida haciendo con los procesos de formación. El verdadero reto es ayudar al tutorando en su camino de aprendizaje a saber valorar qué conocimientos y habilidades necesita y cuales no. Manteniendo una adecuada motivación y disfrute del sendero, que suele ser largo y escarpado.
Veremos en que acaban las páginas de ese cuaderno rojo, con pistas de visual thinking, que hemos ido perjeñando entre los dos. ¡De momento a mí se me han ocurrido un buen puñado de ideas que he apuntado en el mío, de color amarillo!
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