Después de 3 semanas que han dado para mucho (viajes, celebraciones, malas y buenas noticias...), mañana toca volver al trabajo. Y, como siempre y por suerte, no lo hago a desgana. Entendedme: estoy muy bien despertándome cuando quiero (aunque he madrugado todos los días), sin tener todo el día organizado y pudiendo hacer lo que me apetece (más o menos)... pero ya sabéis que mi trabajo me encanta, así que la vuelta no es nada traumática.
Eso sí, si antes de las vacaciones me pasé 3 largos meses en Neurología, ahora estaré hasta principios de año en el Servicio de Cardiología. Se supone que allí tengo que aprender muuuchas cosas y, sinceramente, espero hacerlo. Después de una primera rotación nada satisfactoria, voy con buenas vibraciones al nuevo Servicio donde espero que estén más predispuestos a enseñar y trabajar; de hecho, mis compañeros más mayores me han dicho que allí aprenderé mucho y me tratarán bien, así que cojo estos 3 meses con muchas ganas. Sólo me queda la espinita de no haber aprovechado estas semanas de descanso para repasar un poco de Cardiología pero, por una vez, me he tomado las vacaciones (casi) al pie de la letra.
Sobre mi rotación en Neurología, que no os comenté... bueno, me dejó un sabor agridulce. Por un lado es una especialidad que me gusta mucho y que, en su día, me planteé como opción. En ese sentido, si bien me ha gustado la teoría y estudiar en casa estos meses temas que tenía oxidados, me he dado cuenta de que la patología atendida en el hospital (que no difiere de la que yo misma trato en Urgencias o, a veces, en planta de Medicina Interna) es muy repetitiva y con pocos retos diagnósticos, así que si tuviera que dedicarme sólo a esta parcela de la Medicina... bueno, creo que me cansaría. Por otro lado, el más importante, me encontré con un Servicio muy poco motivado a la docencia y al trabajo: pocos pacientes a los que, además, apenas les sacaban jugo; consultas externas donde sólo se iba a charlar y poca medicina se hacía; horarios de trabajo muy reducidos con un montón de horas muertas, etc. Lo siento por el jefe de Servicio que, a mitad de la rotación me acogió: con él sí estuve muy bien, me explicaba muchas cosas y teníamos trabajo por hacer, pero eso no consiguió cambiar mi sensación de descontento y de que, estos 3 meses, podía haberlos aprovechado para otras cosas y estudiar la Neurología en casa por mi cuenta (que es lo que acabé haciendo).
Pero bueno, como he dicho, espero que esta dinámica cambie ahora y en enero acabe encantadísima con los cardiólogos. Es una especialidad que también hubiera elegido y que, si volviera a hacer el MIR, quizás me plantearía... pero veremos con qué me encuentro en realidad.Si tienes algo que decir (¡seguro!), déjame un comentario :)