La semilla de la higuera sagrada
Mohammad Rasoulof
Alemania, Francia, Irán 2024 | Limelight | ★★★★☆
Cannes '24: Premio Especial del Jurado | Premio FIPRESCI | Premio Jurado Ecuménico
Oscar '25: Nominada Mejor Película Extranjera
Estrenada hace unas semanas en España, esta película forma parte de la programación del Festival de Róterdam dentro de una sección que recoge los títulos más destacados que han pasado por otras muestras cinematográficas, en este caso como complemento a la censurada participación de la actriz Soheila Golestani como jurado y la presencia del director Mohammad Rasoulof (1972, Irán), actualmente refugiado en Alemania, país al que representa como nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera. A veces hay tanta resonancia extra-cinematográfica alrededor de una película que puede resultar difícil abstraerse para prestar atención a la historia, pero en algunos casos ni siquiera resulta necesario, porque la propia historia tiene una conexión profunda con la realidad, aquí a través de la labor que viene realizando el Movimiento "Mujeres, Vida, Libertad" que según el director ha acabado influyendo en la actitud de algunos cineastas iraníes para abordar temas incómodos para el régimen. Aunque se ha comentado negativamente la carga alegórica de la segunda mitad de esta película, el comienzo ya introduce esos elementos, cuando hace referencia a la higuera sagrada, también conocida como ficus religiosa, un árbol que tiene connotaciones espirituales en el budismo y el hinduismo, representando conceptos como iluminación y longevidad, pero que se describe al comienzo de La semilla de la higuera sagrada (Mohammad Rasoulof, 2024) como una planta invasora cuyas ramas envuelven y estrangulan al árbol huésped para acabar creciendo por sí misma. La familia protagonista va sintiendo ese estrangulamiento progresivamente a lo largo de la película, tras una aparente promoción del padre, Iman (Misagh Zareh), como juez instructor que sin embargo se convierte rápidamente en una presión constante para que firme sentencias ya otorgadas sin llevar a cabo ningún tipo de investigación previa. El nuevo cargo obliga a la familia a mantener un comportamiento ejemplar, pero a pesar de los intentos de la madre Najmeh (Soheila Golestani), sus dos hijas Rezvan (Mahsa Rostami) y Sana (Setareh Maleki) se sienten cada vez más solidarizadas con los movimientos de protesta encabezados por mujeres a raíz de la muerte de Mahsa Amini, de donde surgió en 2022 el Movimiento "Mujer, Vida, Libertad". El director utiliza imágenes reales grabadas con teléfonos móviles de las manifestaciones y de la represión policial que incorporan un elemento político a una primera parte que funciona como un drama social en línea con otras películas anteriores como Un hombre íntegro (2017) o La vida de los demás (2020). Está muy logrado el aumento de la tensión dentro del entorno familiar en paralelo con la progresión de las protestas en la calle, especialmente a partir de la ayuda que ofrecen las dos hermanas a una amiga que participa activamente en las manifestaciones.
A partir de la mitad de la película, el director utiliza de manera literal el recurso narrativo conocido como "la pistola de Chéjov", representado a través de la desaparición de la pistola que Iman suele llevar encima. Desde ese momento comienzan a introducirse elementos más simbólicos, desde la propia metáfora del poder a través de la violencia que supone portar un arma, pero cuya desaparición se convierte en una amenaza para el propio Iman, que podría ser condenado a prisión si se revela que la ha perdido. Como juez instructor que imparte la justicia de un gobierno teocrático, por tanto la justicia que proviene de la voluntad de Dios, el personaje se ha dado cuenta de que en realidad solo es un instrumento de la injusticia extendida por el gobierno, con sentencias adjudicadas que debe firmar sin cuestionarlas. Pero la desaparición de esta pistola convierte a su propia familia en sospechosa, y la película inicia una narrativa más alegórica que puede no ser tan efectiva como lo que hemos visto antes, por demasiado obvia, pero que contiene una caligrafía poderosa a través de la cual se subraya el estado de paranoia que acaba apoderándose de un país sometido a la represión constante. La secuencia en la que la familia de Iman y otra familia se graban con los móviles porque se consideran mutuamente como una amenaza, es una imagen muy potente y significativa. El viaje que realizan los protagonistas a Kharanaq, una pequeña aldea en la provincia de Yazd con construcciones de adobe, donde la amenaza se convierte en más opresiva, les aísla para representar dentro del núcleo familiar la misma estructura de poder que se vive en el país, cuando las hijas, y sobre todo la esposa, se dan cuenta de que la realidad presentada por Iman está envuelta en la manipulación. Las mujeres desafían entonces la autoridad representada por el hombre, y se construye una narrativa interna que simboliza los conflictos externos. Puede que esta parte sufra algunos problemas de solidez debido a unos planteamientos quizás demasiado evidentes, pero la fortaleza de la película está en la permanente incorporación de la cámara como un instrumento de poder social, en el reflejo de las imágenes grabadas con el móvil durante 2022, un año en el que Mohammad Rasoulof se encontraba en la cárcel por sus anteriores películas. La cámara se utiliza desde la autoridad como un elemento de intimidación (el interrogatorio, las grabaciones mutuas de las familias enfrentadas...), pero La semilla de la higuera sagrada reivindica su función de denuncia y de revelación de una realidad que quiere ser ocultada; de ahí que el final de la película recoja de nuevo las imágenes reales pero esta vez bajo el foco de la victoria y la libertad, aunque el Movimiento femenino no haya conseguido cambiar muchas cosas en Irán.

Blind love
Julian Chou
Taiwan 2025 | Tiger Competition | ★★★☆☆
Taiwan se convirtió en 2019 en el primer país asiático que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque la iniciativa ha tenido poca extensión en el resto del continente: solo en Nepal en 2023 y Tailandia este mes de enero han entrado en vigor leyes que legalizan estos matrimonios. Pero a pesar de la iniciativa pionera en Taiwán, todavía hay desafíos a los que tiene que enfrentarse la comunidad LGBTIQ+ en el país, y en cierta manera esta película los borda, aunque de una manera tangencial. A partir de un relato corto del escritor Essay Liu, la directora Julian Chou tomó la decisión de cambiar el género de los protagonistas: en el relato literario, una hija se enamoraba de un antiguo amante de su padre, mientras que en la película es el joven Han (Jimmy Liu) quien inicia una relación con Xue-jin (Ke-xi Wu), una oftalmóloga aficionada a la fotografía que fue amante de su madre, Shu-yi (Ariel Lin), sin saber que también ha retomado el contacto con ella. Este cambio de identidades de género hace que la historia adopte una cualidad eminentemente femenina, subrayada por la afición de la fotógrafa a retratar cuerpos de mujeres, siguiendo una de las influencias principales del estilo visual de la película, los retratos de la fotógrafa Miyako Ishiuchi (1947, Japón), centrados en algunas colecciones en los cuerpos de mujeres porque, según afirma la artista: "ser mujer es una revelación en sí misma". Con especial relevancia de la obra "The hands" (Las manos), perteneciente a su obra que retrataba primeros planos de los cuerpos de personas mayores. La propia planificación de la película, compuesta por planos generalmente estáticos en los que la cámara apenas se mueve, refleja. también una composición casi fotográfica, de observación de la escena y la interrelación de los personajes. Shu-yi vive con su marido Feng (Frederick Lee), un médico con buena reputación que aspira a ser el sustituto del actual director del hospital, aproximándose a él como una especie de sucesor, lo que también afecta a su propia familia y la imagen de estabilidad que debe transmitir. El adolescente Han está presionado por su padre para que siga sus pasos en la medicina, pero precisamente el retrato de Feng como una figura que en cierto modo representa a la sociedad tradicional patriarcal, es uno de los elementos más convencionales de la historia, mostrado desde una perspectiva de déspota con sus hijos e incluso abusador sexual con su esposa. Pero la historia no necesitaba un personaje antagónico tan estereotipado, lo que perjudica parte de su credibilidad.
Blind love (Julian Chou, 2025) es mucho más efectiva cuando se desprende de los elementos que tratan de reforzar demasiado la claustrofobia que viven los personajes, para centrarse en sus relaciones personales. Hay una especial sensibilidad en la recuperación de ese amor adolescente que mantuvieron las dos protagonistas, representado en flashbacks que representan a las jóvenes Xue-jin (Yu-Xuan Wang) y Shu-yi (Moon Lee), y que conectan con una serie de fotografías realizadas en su juventud que cobrarán importancia en el presente. Pero también hay un reflejo de un cierto proceso de madurez de Han cuando se siente atraído por Shu-yi y tiene un encuentro sexual en el que es ella la que lleva la iniciativa y potencia cierta feminidad en la representación del joven. Cuando Han le pregunta si también le gustan las mujeres, Shu-yi le responde que "todos tenemos un sexo fluido". La directora Julian Chou, que aborda un género más cercano al melodrama, alejado de la comedia que había planteado en su debut Girls, be ambitious! (2022), plantea una exploración de las identidades de género y la libertad sexual que resulta lograda, pero en una película que a veces incluye elementos innecesarios, como la madre de Shu-yi, que se sienten poco desarrollados, a pesar de que la película tiene una generosa duración de dos horas y media. En cierto modo, Blind love parece querer desmontar la visión reduccionista que tiene el padre de una familia que sin embargo está en un proceso de descubrimiento de sus otras identidades. Sobre todo en el caso de Xue-jin y de su hijo mayor Han, que comparten una enfermedad ocular hereditaria. Al principio de la película, la celebración del Pride en el Día del Orgullo en Taiwán es mostrada a través de los ojos del hijo pequeño de la familia, Rui (Brooklyn Hsu), cuya mirada desde la ventana de un coche descubre una representación de la diversidad en el mundo exterior, que sin embargo contrasta con la estructura eminentemente patriarcal que se vive en el interior de su casa.
And the rest will follow
Pelin Esmer
Turquía, Bulgaria, Rumanía 2025 | Harbour | ★★★☆☆
La directora Pelin Esmer (1972, Turquía) regresa al Festival de Róterdam después de haber sido seleccionada con la película Watchtower (2012), a través de una interesante reflexión sobre la narración entrelazada entre la vida real y la ficción, que coloca a dos personajes distantes, de entornos diferentes, en un mismo nivel de interacción, mezclando sus dos relatos dentro de una película que aborda precisamente la acción de contar historias. Parte del cine de la directora está relacionado con el proceso creativo, especialmente su documental The play (2005), sobre un grupo de teatro formado por mujeres campesinas y lo que podría denominarse como su secuela, Queen Lear (2019), en la que regresa a este grupo teatral a través de una gira que les lleva por pequeñas poblaciones poco habitadas de la zona rural de Turquía. En And the rest will follow (Pelin Esmer, 2025), la presentación de su última película en el Festival de Cine de Söke, lleva al conocido director Levent (Timuçin Esen) a esta ciudad poco turística de la costa egea, donde se proyecta en el Efes Cinema, situado debajo de un antiguo hotel de los años cincuenta. En el bar del hotel trabaja Aliye (Merve Asya Özgür), una joven que también es camarera de piso, y que admira las películas del director. Ambos se encuentran en el mismo espacio, son dos desconocidos que no tienen relación entre sí, y que apenas cruzan sus miradas: el director solo se fija en un brazo que sirve al camarero a través de una pequeña ventanilla, mientras Aliye escucha al otro lado las conversaciones de los clientes de bar. Pelin Esmer cuenta que la idea de la película surgió cuando fue jurado en el Festival de Tallin y se encontró también en un bar viendo solo el brazo de la cocinera entre una pequeña ventanilla de servicio, e imaginando cuál sería la historia que había detrás. Aliye se convierte en la narradora de su propio relato y se graba a sí misma en mensajes de voz que el director escucha a su regreso a Estambul, en medio de la separación de su pareja, marcada por la incomunicación entre dos personas que todavía viven juntas. De manera que la historia real narrada por Aliye se mezcla con la preparación de un cortometraje que el Festival de Söke ha pedido a Levant y que le hará volver a la ciudad un año después.And the rest will follow puede parecer algo confusa al comienzo y necesita ir estableciendo el desarrollo de la historia para explicar la relación entre los dos protagonistas, pero finalmente construye una reflexiva incursión en la forma en que el ser humano necesita contarse a sí mismo, y cómo requiere crear una narrativa para interpretar su propia vida. La narración se convierte en un proceso de búsqueda personal en el que la ficción se mezcla con la experiencia del narrador, pero también es captada por el oyente en relación con su propia experiencia. Pelin Esmer crea una historia que entrelaza las vidas de los protagonistas, pero al mismo tiempo las rodea de otros relatos. Los clientes del bar cuyas anécdotas escucha Aliye desde el otro lado de la ventanilla son también pequeñas historias vitales, como la de Gülistan (Nur Sürer), que cuenta que su padre, "uno de los primeros fotógrafos de Esmirna", solía hacerle fotos desde la infancia hasta la adolescencia, conformando una especie de documental de su vida, que ella define como "las reliquias de una familia rota". El bar toma su nombre de Aspasia, maestra de la retórica en Atenas y esposa de Pericles, de la que se dice que, a una pregunta de Sócrates sobre la naturaleza del amor, respondió: "El amor no es humano ni divino, sino ambas cosas". La directora conecta hábilmente las diferentes historias que se cuentan a lo largo de su película, creando un efecto de metaficción que aborda el proceso creativo de un director de cine, aunque necesita algo de tiempo para que el espectador descifre las conexiones entre los personajes. Los mensajes de Aliye sobre su propia historia llevan al director Levant, que parece hastiado durante la búsqueda del reparto para su próximo proyecto, a volver a encontrar una forma de narrar a partir de su propia experiencia vital, recordando su infancia en la costa. El efecto que los personajes de sus películas tenían en Aliye se transforma en un impacto similar, pero ahora en sentido contrario, de manera que la espectadora se convierte en narradora, y el narrador en oyente. And the rest will follow puede ser algo desconcertante en algunos momentos, pero ofrece una propuesta sugerente sobre el efecto que provoca el reflejo de la realidad convertido en historia contada. ______________________________________Películas mencionadas:Un hombre íntegro y La vida de los demás se pueden ver en Filmin. Queen Lear se puede ver en Dafilms.com, GuideDoc y Truestory.