Como es habitual, la cúpula de la Iglesia Católica sigue, con ayuda del gobierno actual y el anterior, defendiendo sus privilegios, impropios en una país democrático y laico.
Ahora que varios ayuntamientos piden que pague el IBI, tratan de defenderse, ante lo que consideran injusto. Y no sólo se defienden sino que amenazan y chantajean al Estado, en el caso de que ocurriera. Cuestión, por otra parte, improbable dado el matrimonio de este gobierno y la Iglesia. Algo que no sólo ocurre con este gobierno, sino que también sucedía con el anterior.
Lo que es anacrónico e injusto es que la Iglesia siga siendo un paraíso fiscal y España el único país de la UE que sigue rindiendo pleitesía y acogida a una clara muestra de discriminación hacia una determinada institución religiosa. Hasta hace meses, la Iglesia Católica tampoco pagaba impuestos en Italia. Hoy, ya paga el IBI.
Cuando hablamos de que la Iglesia no paga el IBI en España, no sólo nos referimos a los templos donde se ofician los ritos, sino también a sus propiedades, como: residencias, casas (la misma casa donde habita Rouco, no paga IBI) y terrenos.
La cuestión es muy importante por dos razones. Una de principio, no puede haber en un Estado laico ninguna organización que tenga privilegios. La otra cuestión es que vivimos unos momentos de crisis y habiendo habido recortes en todas las áreas, la Iglesia ha salido inmune, sin que se le haya rebajado ni un euro.
Pero, es que además la Iglesia va más lejos, y por medio de su pope mayor, el cardenal Rouco, admite la posibilidad, siempre que se cambie la ley, de pagar impuestos, pero añade que esos dineros destinados a los impuestos, deberán ser obtenidos de otras obras que realizan, como es el caso de Cáritas.
Rouco chantajea, pero su premisa es falsa. Y lo es, al margen de ese estilo poco ‘católico’ de amenazar para defenderse. Y es que parece que Cáritas está financiada por ellos, y eso sólo es verdad en el 0,91%. Más del 99% del presupuesto de Cáritas lo financian instituciones políticas y sociales, y donativos. O sea la Iglesia no aporta, prácticamente nada, del presupuesto de Cáritas.
Alguien tendría que decirle al obispo Rouco, que amenazar, chantajear y mentir son pecados y no es muy ejemplar utilizar ese estilo.
Es imposible pensar que esto cambie con nuestros queridos gobernantes, puesto que la Iglesia para ellos tiene carta blanca, y lo mismo ocurre con el gobierno socialista anterior, que les subió la asignación. Pero si hubiera voluntad política, la solución pasaría por dar esas subvenciones que hoy recibe Cáritas a otras ONG para que la sustituyeran, y así dejar sin argumentos a Rouco.
Mientras que la Iglesia siga teniendo privilegios de los que no gozan otras organizaciones, y los partidos mayoritarios sigan sometidos a esta institución, este Estado no será laico, por mucho que se hable de su aconfesionalidad.
Es hora de que se aplique un calendario para que la Iglesia se autofinancie, como está recogido en los acuerdos con la Santa Sede. Izquierda Unida y Europa Laica han propuesto una agenda en la que esta autofinanciación se lleve a cabo totalmente a finales de 2014. A lo que el gobierno, los dos partidos mayoritarios y la propia Iglesia se hacen los longuis.
Salud y República