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Rozalén en Albacete: la casa, el viaje y la verdad

Publicado el 01 septiembre 2021 por Miguelm86
Rozalén en Albacete: la casa, el viaje y la verdad

Poco más de 200 metros separan la Caseta de los Jardinillos y la Plaza de Toros de Albacete. Dos lugares son solera en la ciudad. Cerca de 20 años separan también dos momentos especiales. El primero, principios de los 2000, un festival muy conocido en la ciudad llamado Operación Bocata y realizado de forma benéfica por Manos Unidas. El segundo, el pasado 27 de agosto. En ambos, una misma protagonista: María Rozalén.
Los últimos días de agosto tienen un aroma especial en la ciudad. “Ya huele a Feria”, se suele decir. Los alrededores del Recinto Ferial se llenan de feriantes. Y los espacios culturales se llenan de cultura. Se celebran los llamados “festivales” o “Festival”, a secas, según el caso. Una suerte de pre-Feria que anticipa lo que viene. Por ellos han pasado artistas increíbles. Especiales. Rozalén ya forma parte de esa lista. Su historia ya es altamente conocida a estas alturas. Albaceteña, estudiante de psicología y una de las artistas musicales más activas, conocidas y reconocidas durante los últimos años. Sobra presentación, Rozalén se ha desnudado personal y musicalmente en innumerables ocasiones. Es, si me lo permiten, una más en muchas familias.
“Estamos en casa”. El grito de Rozalén a los pocos segundos de iniciar su viaje con el tema “Este tren” puso los pelos de punta a más de uno. Especialmente a aquellos que ya no viven (ya no vivimos) en Albacete por diferentes motivos. Pero que siempre vuelven. Y más si es en Feria o en la cercanía a a ella. Algo de viaje hubo en aquella noche veraniega. Porque Rozalén, y toda su banda te transportan por un tren, valga la redundancia, lleno de emociones. Hay tiempo para llorar (“Aves enjauladas”), para recordar la memoria (“Justo”), para reivindicar (“La Línea”, “Loba”), para homenajear a los grandes (“La Maza”), para alegrarse (“Vivir”) o para bailar, aunque sea sentados y con mascarilla. Hubo tiempo, también, para que Rozalén le regalara a su tierra algo especial. Un a capella de la canción popular de Federico García Lorca “Anda Jaleo”. O la traca final con los himnos “La puerta violeta”, “Girasoles” y el festivo “El paso del tiempo”.

El “orgullico” albaceteño salió por los poros varias veces. No tardó mucho. Rozalén dijo que llevaba pensando toda la semana qué decir ante su primera vez, seguro que no la última y con aún más gente, en la Plaza de Toros. Allí, donde muchos, ella también, hemos visto a nuestros grupos preferidos: Sabina, Fito, Extremoduro, Vetusta Morla… “En el Viña Rock y en la Plaza de Toros han sido mis conciertos gordos. Estoy súper ilusionada, cagada, quiero estar a la altura de la gente que he visto ahí. Me pongo más emotiva, más nerviosa que en ningún otro lado, porque es mi casa y donde me he criado”, nos comentaba semanas antes del día señalado.

“Es normal que me emocione. Las cosas están complicadas y esto es un gesto de amor y cariño absoluto, no sabéis lo que os lo agradezco. Porque al final lo que no busca en la vida es que la quieran, que te quieran. No sé si soportaría que no me quisieran en casa. Gracias por hacer sentirme así”. Con lágrimas en los ojos y la voz temblorosa se dirigió Rozalén al público en un emotivo momento que debería entrar en la historia de la cultura albaceteña. Aplauso atronador mediante, el viaje nos llevó a un par de chascarrillos, para relajarse. Y de nuevo el “orgullico”. Mencionando a Tete Moragón, el baterista, también albaceteño. O a Bea Romero, la inseparable intérprete y amiga, albaceteña de adopción. O al técnico Luis Peramato y la empresa albaceteña Arenas Audio, que la está acompañando durante toda la gira. Y generando trabajo, porque no se olviden de que la cultura, la música, es el trabajo de miles de personas también detrás de los escenarios. Completan el equipo sobre las tablas sus compañeros de viaje: Ismael Guijarro, Samuel Vidal, Goyo García, Oliver Martín y Álvaro Gandul.

En un año complicado, Rozalén está presentando su nuevo espectáculo y disco, “El árbol y el bosque”, por toda la geografía española. Y es que no hay rincón que se lo quiera perder. Rozalén es pura verdad. Y eso, en cualquier artista, en tiempos de elementos prefabricados, diseñados al milímetro, es ya decir mucho. Canta lo que siente. Como lo siente. Dice lo que piensa. Es libre. Y ha conectado con diferentes tipos de público y generaciones. Desde aquel Operación Bocata su camino ha sido largo. Seguro que por momentos, difícil. A veces dice que no se cree lo que le está pasando. Pero sí, es de verdad. Y allí estuvimos, en su casa. En lo que solo ha sido una parada más de su viaje. Y del nuestro con ella.


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