Alfredo Pérez Rubalcaba acaba de fotografiarse ante el Parlamento con diputados nacionalistas, separatistas, comunistas, y con los de Amaiur, herederos políticos de ETA, para expresar su compromiso de unirse a ellos contra Mariano Rajoy.
Ni al más radical de los socialdemócratas alemanes crearía un frente popular así en lugar de negociar con Angela Merkel una coalición gubernamental, como están haciendo.
Sería inconcebible en Alemania apoyarse en separatistas, nacionalsocialistas, con los sucesores de la banda terrorista Baader-Meinhof, como Amaiur, y con los comunistas.
En 1982 el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba triunfaba con Felipe González al lograr 202 diputados de los 350 del Parlamento, mientras que la Alianza Popular de Manuel Fraga, hoy PP, conseguía tan sólo 107.
Finalizando 2011, Rubalcaba, ahora líder socialista tras gobernar ocho años con Zapatero, caía a 110 escaños, y el PP subía a 186.
Desde el renacimiento de la democracia en 1978 el partido de Felipe González se consideraba capacitado para gobernar España en solitario, guiado por un izquierdismo moderado.
Tras el triunfo histórico de 1982, y conforme el PSOE hacía concesiones a los nacionalistas y a la izquierda radical, comenzó a caer lentamente, aunque más que nunca con Rodríguez Zapatero.
En distintas CC.AA. ya había formado gobiernos con separatistas, como en Cataluña, con nacionalistas, como en Galicia, o con comunistas, como en Andalucía.
Calcula Rubalcaba que Rajoy no llegará a 175 escaños en las generales de 2015, y que entonces gobernará dirigiendo su Frente Popular, olvidando que así el PSOE siempre acaba hundiéndose.
Además, sostenido por ideologías antisistema o por la filoetarra Amaiur, cercana al tiro en la nuca, los socialistas estarán muy lejos de la socialdemocracia europea y demasiado cerca del siniestro 1936, el año de la locura guerracivilista de todas las locas ideologías españolas.
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SALAS