Wenceslao Calvo
¿Tiene Dios algo que ver con la economía?
Cuando llegan las campañas electorales y los mítines se multiplican, hay el peligro de que la abundancia de palabras haga germinar la palabrería, el verbo se convierta en verborrea y la charla en charlatanería.
Y es que intentar ser durante las semanas que dura la campaña, a todas horas, brillante, agudo, original, exhaustivo, profundo y hasta divertido, es tarea que creo está más allá de la capacidad de cualquier ser humano; además de dar respuesta a todas las incógnitas, tener soluciones para todos los problemas, disipar todos los temores y contestar a todas las preguntas. Es una tarea titánica, por no decir sobrehumana, y por lo tanto que está más allá de la capacidad de cualquier mortal, pero eso es lo que espera la audiencia que el candidato haga. Éste se sabe limitado, pero el reconocimiento de tal limitación dejaría decepcionados a los que le escuchan, por lo que no le queda más remedio que subirse a un carro alado tirado por briosos caballos que son las palabras, frases e ideas de su discurso que le levantan hasta alturas tan encumbradas como peligrosas, a causa de la debilidad congénita que tienen no solo las palabras sino el que las pronuncia.
Puede leer aquí el artículo completo de este conferenciante, predicador y pastor en una iglesia de Madrid de fe protestante titulado Rubalcaba, Rajoy, y la economía de Dios