Quizás porque su niñez no estuvo jugando en su playa, este madrileño se fue a Barcelona y ha recorrido todo el Mediterráneo dejando su huella artísica. Aunque no ha partido de Algeciras, sí que ha llegado a Estambul y a otras ciudades como Menorca o Beirut.
En su web cuenta cómo en 1993 le raptaron de la escuela y mandaron la siguiente nota a sus padres: “Tenemos a tu hijo. Saludos, Graffiti y Skateboarding“. Como nunca pidieron el resacate, se vió abocado a seguir el camino de la vida que le indicaban sus raptores. Al principio fue un poco horrible por los problemas que esto le trajo: decepciones, malas notas, multas, lesiones… Sin embargo, con el tiempo, supo verle el lado positivo y hasta se alegró de que le hubieran capturado: los amigos que ha conocido, los viajes que ha hecho, la diversión, la supervivencia y la libertad han conseguido que esta vida de “rehén” le merezca la pena y mucho.
Su arte, no sólo le sirve como modo de expresión y sustento, sino que también lo utiliza para dejar al mundo un poquito mejor de cómo se lo encontró. Por eso, ha colaborado con Unicef, ha realizado murales con niños de un campamento refugiados en Jordania, ha hecho una pintura para recordar a los niños de Mafraq lo importante que es mantener la higiene y lavarse las manos; y, también, ha dejado mensajes en la frontera entre Siria y Jordania como “Mi casa es tu casa” (tercera imagen) o “La amistad no tiene límites” (quinta imagen).
Ahora se ha alejado un poco del Mediterráneo y, aunque dice conservar la esencia en su arte, está afincado en Dubai gracias a una beca que le han concedido en Tashkeel. No es la primera vez que pinta lejos de este mar que tanto le ha inspirado: su obra también se ha visto en Bilbao, Burdeos, Copenague o Abu Dabi.
Tiene un blog donde sube fotos y cuenta sus peripecias artísticas a lo largo y ancho del planeta. Dice que su obra también tiene influencias del diseño gráfico, el flamenco, el graffiti, el cubismo, el skate, la música de los años 80, el surrealismo o las situaciones sociales… Pero yo lo que veo (y sin que suene a miss lerda) es mucho deseo de paz en las intervenciones que hace. Así que, con secuestradores como estos, ¿¡quién quiere amigos?!
Su último encargo ha sido pintar las oficinas de Facebook de los Emiratos Árabes
[ Oye, tú, ¡que yo quiero ver más cosas que haya hecho Rubén Sánchez! ]
Vía: Old Skull