Rubí; Kerstin Gier

Como cualquier otro día, regresé pronto a casa al salir del instituto. Mi tía se había quedado sin sus dulces favoritos y me ofrecí para ir a la tienda a comprar más, pero de camino empecé a sentir algo muy extraño: las piernas me temblaban y tuve una sensación rara en el estómago. De repente, la calle desapareció ante mis ojos. Poco después reapareció, pero muchas cosas eran diferentes. Había vuelto al pasado.
Me llamo Gwen y soy la última viajera en el tiempo.
Así empieza la aventura de mi vida.

Rubí es uno de esos libros que, ante tal avalancha de novedades juveniles que podemos apreciar hoy en día en el mercado, pasó desapercibido ante mis ojos cuando salió a la venta. No fue hasta que, viendo las altas notas que se llevaba en la mayoría de las reseñas y escuchando lo que se hablaba de él, decidí hacerme con un ejemplar y comenzar su lectura.
Dos tardes, señoras y señores, es lo que ha durado esta joyita en mis manos. ¿Las razones? Originalidad, historia interesante y personajes que se hacen querer. Pero, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes.
Nos topamos en un inicio con Gwendolyn, nuestra protagonista y prima de la perfecta y supuesta portadora del gen de los viajeros del tiempo Charlotte, que desde siempre ha monopolizado la atención de toda la familia dejando a Gwen en un discreto segundo plano. Esto no resulta del todo un inconveniente hasta que, un buen día, el gen se manifiesta haciendo viajar en el tiempo a su portadora... Pero no es Charlotte quien aparece de pronto en la Inglaterra de algún siglo pasado, sino la propia Gwen, lo que causará un gran revuelo en la vida de su familia y en la suya propia, que nunca volverá a ser como antes.
A raiz de todo ello surgen más personajes, historias de familia, misterios y, por supuesto, saltos en el tiempo -controlados o no- que no hacen otra cosa que proporcionar a la trama ese toque de emoción, interés y dinamismo que le caracteriza. Sin duda es uno de los mayores atractivos de la historia, y un punto fuerte de la misma que su autora, por suerte, ha sabido manejar con gran acierto.
Pero no sólo esa idea es lo que hace brillar a este libro con nombre de piedra preciosa. Sin duda alguna los personajes colaboran, y mucho. Gwen es valiente, lista, y está dispuesta a demostrar a todos aquellos que no confían en sus capacidades que se equivocan. Por otra parte Gideon, el chico de esta historia, proporciona un toque de humor y sarcasmo a la obra. Y cabe decir que, aunque al verle en escena no es dificil adivinar cuál será su papel en la historia, se hace de rogar al igual que ella, dándonos así una emocionante relación de amor disfrazado de odio.
Cabe destacar además otros personajes tales como la gran Leslie, mejor amiga de la protagonista que destaca sin duda por encima del resto de los secundarios, no por ello poco dignos de mención. Y es que ya era hora de encontrarnos con personajes interesantes fuera de los papeles principales.
Pasando a otro punto positivo del libro debo mencionar las subtramas, los misterios y las incógnitas que surgen a medida que vas pasando páginas, lo que hace que, alternándose con la historia de amor, su lectura sea mucho más dinámica y variada, logrando no aburrirte en ningún momento. Porque ya os aviso que enganchar, engacha.
Y citando ya las partes más flojas del libro, podría decir que lo que menos me ha llamado la atención ha sido la narración de la autora, pero no porque sea mala, sino porque al ser bastante corriente queda por debajo del resto de aspectos del mismo, que sobresalen de la media. Aun así puedo decir que ésta es clara y concisa, narrada desde el punto de vista de Gwen, lo que hace que nos acerquemos más a su personaje. Es decir, ni mala ni buena, sino bastante similar a los libros juveniles de hoy en día.
De modo que nos encontramos en Rubí con un libro fresco, original y entretenido hasta el punto de ser casi adictivo. Una lectura altamente recomendada para todo el mundo. Eso sí, preparaos para sufrir si no tenéis su segunda parte, Zafiro, a mano, pues este libro os dejará con ganas de más, mucho más.
Según Niicky se merece...
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