Revista Cultura y Ocio

Rudolf Hess

Por Liber
Rudolf Hess

Rudolf Hess: el lugarteniente de Adolf Hitler

Rudolf Hess nació el 16 de abril de 1894 en Alejandría (Egipto, bajo mandato británico) y falleció el 17 de agosto de 1987 en la prisión de Spandau (Alemania Occidental en aquella época).

Rudolf Hess fue el Stellvertreter des Führers, cargo de nueva creación equivalente a una especie de lugarteniente o adjunto de Adolf Hitler. Hess había participado activamente en el Partido Nazi desde sus propios orígenes.

Por ejemplo, participó en el Putsch de la cervecería de Múnich y terminó encarcelado junto a Hitler desde 1923 hasta 1924. En la cárcel, Adolf Hitler le dictó a Hess su obra ideológica ( Mi lucha).

Durante su cautiverio, Hess ejerció como secretario personal de Hitler. Fueron muchos los que consideraban por aquel entonces a Hess como el más ferviente y leal seguidor del futuro Führer del Tercer Reich.

Rudolf Hess había luchado en la Primera Guerra Mundial junto a una unidad bávara. Combatió en la Batalla de Ypres antes de alistarse a las nuevas fuerzas aéreas alemanas. Tras la guerra, Hess se matriculó en la Universidad de Múnich y coincidió con Hitler en una reunión de una sociedad dedicada al estudio de leyendas y mitos nórdicos. En 1920, Hess termina convirtiéndose en el secretario político de Adolf Hitler.

Para muchos miembros del Partido Nazi la figura de Hess era extraña, algo huraña y distante. Para Hitler, se trataba simplemente de un seguidor entregado que había compartido con él presidio y campo de batalla en la sangrienta Batalla de Ypres. Con el respaldo del Führer, nadie osaba a desafiar a Hess.

En 1934, fue nombrado presidente del Comité Central del NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán) y también Ministro del Reich. En 1939, se le designó tercer "sucesor" a la jefatura del Estado, detrás de Göring. Los alemanes veían en Hess al perfecto nazi. En sus discursos proclamaba que el partido era Hitler y que Hitler era Alemania. También solía decir que el Führer encarnaba en su persona a la razón pura. Es recomendable ver el vídeo a continuación en el que Rudolf Hess alaba a Hitler antes de que suene el himno nazi durante el Reichsparteitag de Núremberg de 1934. Es impactante ver su fanatismo en la grabación.

En mayo de 1941, Rudolf Hess actuó de una manera que aún a día de hoy sigue resultando sorprendente. El 10 de mayo tomó un avión Messerschmidt 110 y voló solo hacia Escocia, estrellándose su avión en territorio enemigo al resultar infructuosos sus intentos de encontrar la pista de aterrizaje privada que buscaba. Por lo visto, Hess tenía la intención de negociar un acuerdo de paz secreto con los ingleses, especialmente con los más pro-nazis (tratando de dejar a un margen a Churchill) para poder así concentrar todos los efectivos de la Wehrmacht en el sangriento frente oriental.

Hess fue encontrado por un granjero escocés y terminó siendo arrestado. Los que se encargaron del arresto de Hess se quedaron sorprendidos por su conducta. Por ejemplo, solo se sentaba si se le decía que podía. Rudolf Hess terminó recluido en la Torre de Londres hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Hitler de inmediato le retiró todos sus honores y cargos dentro del Partido Nazi. Hess quedaba desde ese momento condenado al olvido y la Segunda Guerra Mundial siguió su sangriento curso.

Rudolf Hess
Messerschmitt Bf 110 de Rudolf Hess. Fuente y autoría: Björn Huber [bajo licencia CC BY SA-3.0], vía Wikimedia Commons.

En 1946, Hess fue uno de los procesados en los famosos juicios de Núremberg: fue condenado a cadena perpetua. Su condena aún sigue siendo motivo de controversia a día de hoy, ya que Hess había estado al margen de la Segunda Guerra Mundial casi desde un principio.

Los que apoyan las teorías más oscuras argumentan que en realidad habrían sido dos agentes del MI6 británico los que habrían asesinado a Hess por temor a que este contara secretos que pudieran manchar la imagen internacional sobre la actuación de Winston Churchill de no negociar con el enemigo alemán.

Fue encarcelado en la prisión de Spandau, en Alemania Occidental, y tras la liberación de Albert Speer en 1966, fue el único prisionero que quedó en todo el recinto carcelario. Rudolf Hess falleció a los 93 años de edad, repentinamente, el 17 de agosto de 1987. Hay varias teorías de la conspiración en torno a su muerte.

Igual que el misterio había formado parte de su vida, también ahora formaba parte de su muerte. La explicación oficial indica que murió por suicidio, aunque cuesta creer que un hombre de tan avanzada edad pudiera hacerlo por sí mismo. Además, su liberación por causas humanitarias se vislumbraba finalmente tras años de negativas soviéticas.

Habrá que ver si la desclasificación en 2017 de documentos aún secretos de los servicios de inteligencia británicos arroja o no algo de luz sobre la figura de este enigmático personaje de la Segunda Guerra Mundial.


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