Rufus Wainwright nace 22 de julio de 1973 en Rhinebeck, Nueva Yorky es un cantautor canadiense-estadounidense que compone e interpreta en inglés y también en francés.
Hijo de los cantantes de folk Loudon Wainwright III y Kate McGarrigle, y hermano de la también cantante Martha Wainwright. Empezó a tocar el piano con 6 años e hizo giras con su familia a los 13. Su música tiene unas marcadas influencias líricas que van desde la ópera hasta la canción francesa pasando por el musical.
Rufus Wainwright (1998)
Es el álbum debut del artista. Muchos lo tachan como el álbum más espeso y complicado de su carrera, pero creo que no lo es del todo. Sus arreglos orquestales y sus coros femeninos son magníficos, aunque terminan resultando un tanto repetitivos. Las canciones son bastante más lentas que las del resto de sus álbumes, pero el jovencito de los Wainwright ya apunta maneras con temazos como ‘In my arms’, una canción con un toque un poco jazz capaz de poner los pelos de punta.Poses (2001)
Desde luego, se trata del primer disco en el que Rufus nos demuestra cuál va a ser su sonido característico. Orquesta, solos de piano y predominio de la voz son las tres claves que le han llevado a fabricarse una discografía de lo más coherente en lo que ha sonido se refiere. Siempre innova, siempre mete alguna novedad en alguna de sus canciones, pero quizá estemos ante uno de los artistas más constantes en la búsqueda de un sonido propio. Pose es uno de los álbumes más personales y un discazo en toda regla que se puede escuchar de un tirón sin que te aburras. Tiene los subidones justos en el momento preciso (Shadows, California) y canciones con las letras más profundas y tristes también en el lugar adecuado (The tower of learning, One man guy). Es, de lejos, su disco más optimista, tanto en composiciones como en melodías.Want One (2003)
Concebido como un disco con secuela, es mi favorito. No es que todas las canciones contenidas en él sean perfectas, sino que son sencillas, fáciles de escuchar e inmediatas. El sonido del álbum tiende a lo barroco, en cuanto a instrumentos se refiere, pero las letras lo dicen todo, son perfectas. Es increíble ver lo fácilmente que temas como Go or go ahead, I don’t know what it is o 14th street se meten en tu cabeza. Lo malo es que hay algunas canciones de por medio que son más bien de relleno. Beautiful child y 11:11 son las encargadas de cerrar el disco a lo grande, dejándote con un buen sabor de boca y con ganas de más.Want One (2004)
Lamentablemente, es el disco que menos me ha gustado de Rufus. Sin embargo, no hay nada como escucharlo a fondo para darse cuenta de que es un buen disco. El corte que abre, Agnus Dei es, simple y llanamente, una muestra de lo que nos vamos a encontrar. Rufus se despoja de florituras y nos enseña todo su poderío vocal en la mayoría de las composiciones. He de destacar varios temas Gay Messiah y Crumb by crumb, y aunque en su concepto resulta muy atractivo, el resultado es interesante, pero un poco aburrido.Release The Stars (2007)
Rufus presenta el quinto disco de su carrera, una especie de fusión entre el sonido de todos sus discos. Vuelve un poco a Want One, pero sin olvidar sus solos al piano y sus orígenes, como muestra Going to a town, una canción sencilla en cuanto a melodía, pero increíblemente efectista para todos los fans de Rufus. Release the stars también incluye algunos coros, que es una cosa muy vistosa, pero que hace que el resultado final sea un tanto recargado. Eso sí, en algunos temas quedan perfectamente, y me estoy refiriendo a la deliciosa Release the stars. Este nuevo álbum, no refleja la genialidad de este maestro de la música, pero no le ha quedado mal del todo. No es su mejor grabación, pero no desentona; aunque si es la primera vez que escuchas a Rufus, este no es el mejor disco para hacerlo.All Days Are Nights. Songs For Lulu (2010)
El disco en general, esta marcado por un gran pesimismo, debido a la muerte de su madre, Rufus nos regresa triste, melancólico y un tanto oscuro; es muy personal y sentimental, con pinceladas de profunda e intimista melancolía y letras que, lejos de sus mejores momentos, aquí se centran en aspectos familiares, cuando no son directamente los sonetos de Shakespeare musicados (tres de las canciones del disco). En el caso de Martha, parece suplicar a su hermana un poco de atención para intentar superar los malos momentos, se echa de menos una producción más compleja. Es, sin embargo con The dream, donde este disco alcanza su punto álgido y los niveles a los que Rufus nos tenía acostumbrados. Una increíble canción de más de cinco minutos en la que sin perder un halo esperanzador, saca a relucir todas sus frustraciones: “Y me he quedado atrás / dañado, aplastado y ciego / todo por un sueño / que en realidad nunca fue mío”.