¿He dicho poeta? No, perdón. Quería decir a esta gran escritora gallega. Sí fue poeta, y de las grandes dentro del movimiento romántico al que está adscrita, pero también escribió novelas, como la que os traigo hoy hasta aquí. Es verdad que durante un tiempo sufrió su narrativa de cierto desprestigio, quizá derivado del poco éxito en el momento de su publicación, una época aquella en la que dominaba el folletín. Y Rosalía, evidentemente, con su novela más ideológica y social, se alejaba de lo popular, de lo demandado por el gran público. Hoy, sin embargo, son tenidas en consideración y valoradas dentro del conjunto de toda su obra e incluso analizadas, como Ruinas, como demostración del rol que como precursora del Realismo desempeñó Rosalía de Castro.
Ruinas, cuyo título completo es Ruinas. Desdichas de tres vidas ejemplares, tiene la estructura clásica de un cuento presentándonos inicialmente a los personajes, desde su pasado hasta su presente. Le toca el turno en primer lugar a doña Isabel, una anciana solterona con gato; dama de alcurnia venida a menos, muy a menos, doña Isabel es una mujer independiente, que no ha querido sacrificar su libertad prefiriendo el permanecer soltera, y muy digna en su pobreza. Un gato al que adora, un gran paraguas y su agudo ingenio son sus grandes posesiones. La segunda ruina es don Braulio, un comerciante arruinado debido a su prodigalidad y que es ahora rechazado por los que antaño se beneficiaron de esta generosidad suya. La tercera ruina es Montenegro, un joven que vive en la indigencia con su madre y que está obsesionado con recuperar la herencia que le arrebataron en pleito unos familiares."También existen ruinas vivientes, que arrastran en pos de sí un mundo de gloriosos y tristes recuerdos y que aparecen tan aisladas en medio de los hombres nuevos como si bogasen sobre las olas misteriosas de mares desconocidos o habitasen en medio de los yermos de la Tebaida."
Rosalía de Castro
Estas tres amigos son el epicentro de esta arquitectura humana hecha una ruina y rodeada de nuevas y modernas construcciones, el resto de la sociedad burguesa que de ellos hace mofa y burla. Doña Isabel tenía demasiados años, don Braulio demasiado "genio" y Montenegro demasiada ambición; todos "demasiada miseria", que decía Francisco Rodríguez.De los tres el más atrayente y el que vincula el grupo es Montenegro, joven de rasgos muy quijotescos- lee y lee, libros de leyes en este caso, y cree haber encontrado a su particular Dulcinea-del que es inevitable sentir lástima y con el que es igualmente inevitable sonreír siguiendo sus cuitas amorosas. Rosalía de Castro nos presenta en esta novela corta una crítica de la burguesía y el capitalismo y lo hace con una historia triste y nostálgica pero salpicada de humor contada por un narrador en primera persona que se identifica plenamente con el sentir de los tres protagonistas y a través de unos personajes marginados por esta nueva sociedad emergente pero cargados de dignidad y ternura. Doña Isabel, don Braulio o Montenegro viven en un mundo que ya no es su mundo. Son tres personajes ejemplares, cuya ejemplaridad y autenticidad genera el desprecio de una sociedad que no los comprende y que, por tanto, los menosprecia. Pero estos tres hidalgos arruinados, a pesar de su miseria, de la indiferencia y el desprecio de los otros, conservan mayor bonhomía e humanidad que los aburguesados ciudadanos preocupados tan solo por el dinero y las posesiones materiales. No os la perdáis. ¡Gracias por compartir!