Revista Atletismo

Running Manchego: De Noblejas al Castillo de Oreja y vuelta

Por Fermín Fermin Fernandez @ferminffaviles
Running Manchego: De Noblejas al Castillo de Oreja y vuelta
Ruta running campera desde Noblejas (Toledo) hasta el rio Tajo que hace frontera natural con la provincia de Madrid, cerca de Aranjuez, visita al Castillo de Oreja y vuelta.

11 de Octubre de 2015
Esta es la entrada número 100 de este blog que curiosamente coincide con mi 50 cumpleaños. Para celebrarlo (lo del 50 cumpleaños), además de una gran tarta de http://pastelerialamadrilena.blogspot.com.es/ con todos los detalle, por supuesto, una sandalia, jejee.
Running Manchego: De Noblejas al Castillo de Oreja y vuelta
Mi mujer me organizó una cena sorpresa con toda la familia en el pueblo donde nací, Ocaña. Después nos quedamos a pasar el fin de semana en Noblejas en la que fue la casa de mis abuelos. 
Teníamos intención de salir a correr por el campo. El sábado no pudo ser y el domingo amaneció lloviendo, pero a media mañana vino un claro que decidimos aprovechar para al menos correr un rato. Así que con la idea de dar una pequeña vuelta por asfalto (suponíamos que los caminos iban a estar embarrados) nos echamos a la calle, pero la vuelta no salió tan pequeña…

La ruta:


Desde la casa de mis abuelos, salimos a campo abierto pasando por lo que fue la huerta de mi abuelo, para bajar hasta el rio Tajo, visitar el Castillo de Oreja, cerca de Aranjuez y volver a subir: 24 km. El terreno está asfaltado en las primeras pistas y después pasa a ser camino de tierra, también alguna senda. La altimetría es no muy pronunciada, pero a grandes rasgos, bajada la ida y subida la vuelta.

Ruta running Noblejas - Castillo de Oreja y vuelta

Ruta running Noblejas - Castillo de Oreja y vuelta


Altimetria Ruta running Noblejas - Castillo de Oreja y vuelta

Altimetria


Puedes navegar o descargarte los tracks de la ruta en el siguiente enlace de wikiloc --> aquí

La aventura:


Salimos del pueblo, cerca de la carretera de Ocaña, y tomamos la Avenida de Aranjuez. Hace 40 años este camino era de tierra y a los lados estaban las eras donde se trillaban las mieses para separar la paja del grano, ahora el camino está asfaltado y ya no hay eras, hay chalets.
Sobre el km. 1 el camino traza una curva a la derecha de casi 90 grados, hay que seguir por el asfalto hasta el km. 2 donde dejamos el asfalto (por el que luego volveremos) y cogemos un camino de tierra a la derecha, no el de más a la derecha sino el del medio, el camino de los Cableros según Google Map.
El motivo de coger este camino es que quiero pasar por lo que era la huerta de mi abuelo donde tantas veces fui de niño.
Este camino, aunque de tierra, ahora está bastante bien. Aún recuerdo los baches que tenía cuando iba en el carro de mi abuelo hace 40 años.
Sobre el km 3 llegamos al Arroyo de Valdeangostillo, este es el camino que baja a la huerta de mi abuelo. Si en vez de bajar este valle, en mi caso por los motivos ya dichos, sigues recto por el camino que traemos, te ahorras un par de kilómetros, una subida y llegas al mismo sitio, además no cruzas por una propiedad privada.
Bajamos el camino y llegamos a la tristeza. Lo que antes era un valle donde había frutales, tomates, patatas, habas, alcachofas, pimientos, un pozo, un par de charcas donde recogía el agua del pozo para luego regar (y donde yo me bañaba) conduciendo el agua por las acequias, una casa de labranza,… ya no hay nada. Los árboles que quedan están secos, la casa hundida, el pozo ciego y para colmo parece que los moteros de los alrededores han hecho un circuito, hay un sendero con huellas de moto que cruza toda la finca.

Bajada a la huerta

Bajada a la huerta

restos de la huerta, no queda nada

restos de la huerta, no queda nada


no queda nada

no queda nada


Tras comprobar que no queda nada en pie, ni el olor a hierbabuena que había siempre alrededor del agua del pozo, seguimos cruzando por el sendero hecho por las motos para subir hasta el otro lado del valle, al camino asfaltado que dejamos al principio, ahora en bajada pronunciada. Creo que esta cuesta la llamaban la cuesta Benito.
Lo malo de las bajadas largas es que a veces no las disfrutas pensando en que después costará subirlas.
El paisaje también ha cambiado, si hace unas décadas aproximadamente el 50% de los cultivos eran viñas, el 30% olivas y el 20% cereal, ahora lo que más abunda es el cereal y lo que menos las viñas.

Olivar

Olivar


Este olivo tiene ya unos años

Este olivo tiene ya unos años


viña y olivas

viña y olivas


Restos de herradura en el camino

Restos de herradura en el camino


Antes de llegar al km 5,5 dejamos el camino asfaltado para coger otro de tierra que sigue por la derecha. La idea es seguir este camino, camino de Colmenar de Oreja, para pasar por un pantano merendero de moderna construcción.

Aunque se puede seguir por el camino para llegar al pantano, es lo suyo, sobre el km. 7 dejamos el camino para seguir por una senda que pasa por el arroyo de la Fuente del Berrato hasta el pantano, mucho más salvaje. Hasta encontramos huellas de lo que parece una jabalina y sus jabatitos y algunas flores silvestre de los que yo, de pequeño, una vez cogí tan contento para mi abuelo pensando que eran de azafrán, pero no lo son…

Arroyo

Arroyo que va al pantano


huellas de jabali

huellas de jabalí


De la familia pero no es azafrán

De la familia pero no es azafrán


nubes

nubes caprichosas


Bordeamos el pantano, sus patos, sus casas, su merendero y salimos, tras una subidita por el otro lado, al camino de tierra que ya bajará directamente hasta lo que yo conocía como la veguilla, por donde pasa el rio Tajo formando con sus meandros la frontera natural con la provincia de Madrid.
Nos desviamos unos metros para acercarnos hasta el sitio donde mi tío tenía una pequeña cueva al lado del rio, allí bajaba yo con mi primo. El río Tajo sigue estando, pero de la cueva solo queda la puerta.

pantano

pantano


pantano y patos

pantano y patos

solo ha quedao la puerta

solo ha quedao la puerta


el río Tajo

el río Tajo, a un lado Toledo, al otro Madrid


río Tajo

más río Tajo


Volvemos al camino principal, el que si continuáramos unos pocos kilómetros más entraríamos directamente en Aranjuez. Por la izquierda cerro típico manchego, matorral bajo, tomillo, esparto. Por la derecha la vega del Tajo y regadío.
Llevamos 13 kilómetros, más de lo que inicialmente pensábamos hacer y todavía nos queda subir. No llevamos agua y empezamos a tener sed. Dan ganas de beber de los aspersores que están funcionando, pero no nos fiamos, suponemos que esta agua de riego viene directamente del rio, nos conformamos con refrescamos un poco.

campo manchego

campo manchego


Camino de Aranjuez

Camino de Aranjuez


regadio en acción

regadío en acción


Desde el camino se ve la torre del Castillo de Oreja en la parte alta del cerro. Para subir hay que dejar el camino y coger un sendero que va zigzagueando hasta llegar arriba.
Aún se conserva una alta torre rectangular de este castillo que pasó en la edad media varias veces de manos musulmanas a cristianas ya que era clave para controlar toda esta zona de paso a orillas del rio. Desde arriba, cuando compruebas hasta donde alcanza la vista, se comprende la importancia estratégica de este castillo.

Torreón del Castillo de Oreja

Torreón del Castillo de Oreja


subiendo al castillo

subiendo al castillo

Restos del Castillo

Restos del Castillo


Puerta natural

Puerta natural


vistas de la vega desde el Castillo

vistas de la vega desde el Castillo


Torreón por dentro

Torreón por dentro


A unos pocos metros está el antiguo poblado de Oreja, hoy semiderruido y, por los restos y pintadas, parece que lugar habitual de botellón.

Vista del castillo desde el poblado

Vista del castillo desde el poblado


poblado abandonado de Oreja

poblado abandonado de Oreja


Llevamos más de 14 km. Toca volver y ahora la mayor parte del camino será subida.
Dejamos el pueblo fantasma por el camino que sale de él, Camino de Oreja, y seguimos durante unos 3 kilómetros para después coger otro en la misma dirección y salir sobre el 18 al camino asfaltado que ya nos llevará hasta el pueblo.
La sed se va acrecentando, la subida se hace dura. En otros tiempos todo este campo eran viñas y justo ahora es época de vendimia, pero no encontramos más que barbecho, ni una p..ta cepa donde rebuscar unas uvas que calmen nuestra sed. Seguimos subiendo y las pocas cepas que vemos ya están vendimiadas y hasta podadas, así no hay manera de encontrar una uva.

Secano por la  derecha

Secano por la  derecha


Secano por la izquierda

Secano por la izquierda

La cuesta que cuesta

La cuesta que cuesta

Llegamos a la cuesta Benito, la lengua como lija de seca. Hacemos algún tramo andando, seguimos sin encontrar viñas, hasta que por fin… vemos un par de viñas que aunque están ya vendimiadas, no está podadas y en los sarmientos siempre se despista algún racimo o algún “carpón” (racimo pequeño de cuatro o cinco uvas) que decía mi abuelo. Así es, rebuscamos en unas cuantas cepas y hallamos nuestro botín, unos maravillosos racimos de uvas que llevarnos a la boca para calmar la sed.

Uvas, ese gran manjar incluso antes de fermentar y embotellar

Uvas, ese gran manjar incluso antes de fermentar y embotellar


Ya con más energía en el cuerpo seguimos avanzando. Sobre el km 23 llegamos a un cruce donde, en lugar de seguir por el camino que vinimos, cogemos otro que entra en el pueblo por otro lado. 

Vamos llegando al pueblo

Vamos llegando al pueblo


Pasamos por la Fuente Vieja. Esta fuente ha pasado por muchas fases desde su estado original, como lavadero de las vecinas del pueblo, posteriormente fue todo tapado y ahora lo han vuelto a desenterrar y la están reconstruyendo.

La fuente Vieja en reconstrucción

La fuente Vieja en reconstrucción


Y por fin, la última subidita hasta la plaza del pueblo, la original, la de toda la vida. Donde en las fiestas se ponía el quisco donde tocaba la banda y debajo los toneles de zurra (bebida parecida a la sangría) donde rellenar libremente el porrón. Esta es la plaza que me gusta y no la moderna plaza-carcel que han construido recientemente. En fin, ya solo queda llegar hasta la calle del Vallejo, bajarla y punto final.

lo que queda de la plaza auténtica de Noblejas

lo que queda de la plaza auténtica de Noblejas


Pues sin beberlo ni comerlo, nunca mejor dicho, han sido más de 24 km de ruta, con alguna cuestecilla, sin agua ni víveres pero con muchos recuerdos. ¡¡Vaya fin de semana!!
Ay señor, jubílame pronto!!


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