La aviación rusa ha sido fundamental para que el ejército del dictador sirio Bashar al-Ásad expulsara al DAESH o Califato Islámico de los restos Palmira.
Los medios informativos recordaban entre lamentos Palmira cada día desde que el 20 de mayo de 2015 fue tomada por esos fanáticos, pero tras esa reconquista ha desaparecido de golpe de los noticiarios.
La llegada del DAESH a ese Patrimonio de la Humanidad produjo un escalofrío entre los amantes de la historia y la arqueología: temían su destrucción, en especial la del templo de Baal, durante al menos un milenio rival babilónico de Yahvé, el Dios judío, y Dios Padre cristiano.
Nada más tomar Palmira, el DAESH voló los restos de ese y otros templos, que en tiempos de paz tardarán un lustro en ser reconstruidos.
Pero con ese acto, en cierta manera, cumplieron el mandato de Yahvé de demoler a Baal, como hizo hace unos 2.700 años Ezequías siguiendo sus órdenes.
Lo sorprendente ahora es el silencio occidental sobre la ciudad recuperada, mientras en Rusia todos los medios le dedican grandes espacios.
Y es que aquí casi nadie oyó hablar del soldado de operaciones especiales Alexander Prokhorenko, de 25 años, infiltrado entre los islamistas, que facilitó información para esa conquista, aunque finalmente murió en la misión.
Que la reconquista de una ciudad tan valiosa para el mundo como Palmira se deba a los aviones rusos, guiados por Prokhorenko, parece poco aceptable donde los héroes deben ser estadounidenses de los SEALs o los Marines.
Según la prensa rusa, a los occidentales les molesta descubrir que nada hicieron para liberar ese vestigio cultural de la humanidad; por eso se silencia a los héroes de Putin, que son las que, además, están derrotando al DAESH en Siria.
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SALAS