Uno de los rincones más bonito, y a la vez más desconocido de toda Extremadura, es sin duda la Sierra de Gata en el norte de Cáceres. Es muy fácil enamorarse de sus gentes, su gastronomía, sus bonitos pueblos y de sus paisajes, y por eso en cuanto he tenido la oportunidad, nos acercamos a conocer esta maravillosa tierra.
La verdad es que además, por las fotos que había visto antes de venir, tenía muchas ganas de practicar el Surf Montain...
Surf Montain era como José María, nuestro guía local, llama a subirse a una piedra con forma de dolmen (así se conoce a esta roca por la zona), y a hacer un poco el cabra encima, con la esperanza de no morir despeñado, pero con la ilusión de salir bien en las fotos...
En realidad no estamos tan locos, la roca en cuestión es estable, me consta que se han subido más de 20 personas en ella, y no está colgando sobre la nada, pero al hacer la foto desde cierto ángulo parece estar flotando en el aire más de lo que en realidad está.
Por otro lado, tampoco se trata de un dolmen real, de hecho hace unos años vinieron unos expertos para examinar la roca y determinaron que era un excelente punto de vigía que posiblemente se hubiese usado en la antigüedad como tal, pero que aunque lo parezca, no se trata de un dolmen, sino de un mero capricho de la naturaleza.
El falso dolmen se encuentra en mitad del camino entre el pueblo de Descargamaría y el conocido como Chorro de los Ángeles, pero el acceso al mismo es por un camino de tierra complicado. No es nada recomendable subir con un turismo hasta aquí, sobre todo si quieren que les dure más años, por eso nosotros no nos al jugamos y decidimos contratar los servicios de José María, de la web misierradegata, y lo hicimos no sólo para poder practicar el Surf Montain con seguridad, sino también porque queríamos conocer algunas curiosidades de la zona que José María conoce como la palma de su mano.
La ruta que contratamos fue la Ruta panorámica del Valle en 4x4, nos costó 30€ por persona y la verdad es que salimos encantado con la experiencia, tanto por las cosas que vimos como por nuestro guía.
A José María le basta un palmo de terreno para explicarte los nombres (científicos y comunes) así como las propiedades de mil especies de plantas y árboles que para el ojo inexperto son prácticamente iguales.
Por ejemplo, nos hizo tocar una planta de tacto suave y nombre impronunciable que se usaba antiguamente como brocha para pintar las casas, dos pasos más allá nos hizo tocar otra de tacto muy áspero que sin embargo se usaba para afilar los cuchillo, y así todo el rato.
De todas las flora, hay que destacar sin duda el pinus pinaster, un pino que tiene un alto valor en la zona tanto económico, como social, paisajístico y protector hidrológico. Sin embargo, cuando hay grandes concentraciones de esta especie también existe un alto riesgo en caso de desatarse un incendio, que fue lo que ocurrió hace unos años, en 2015, donde gran incendio en la sierra arrasó 8.000 hectáreas que por suerte hoy en día se están recuperando perfectamente.
Precisamente en un momento de la excursión, pasamos por un cortafuegos y nuestro guía aprovechó para contarnos para qué sierven. Ya sé que parece un chiste, pero lo cierto es que son una barrera protectora frente a los incendios pero no como probablemente como estáis pensando.
Un cortafuego es una franja, que por cierto es mucho mayor de lo que parece a simple vista, con poco combustible para dificultad que el fuego avance, pero por sí sólo es impotente frente a un gran incendio. Por ejemplo, en esta zona cargada de pinos, cuando estos arden, las piñas salen disparadas varios metros envueltas en llamas, pudiendo incluso saltar el cortafuego. Entonces, ¿por qué son tan necesarios? pues porque en realidad son unos salvavidas para los equipos de extinción de incendios que necesitan de estos espacios "seguros" para preparar la estrategia de defensa y ataque contra el fuego.
De hecho, no sólo se deben limpiar los cortafuegos, sino que también se deben limpiar de matojos y matorrales las líneas más cercanas a este, para intentar debilitar al máximo el incendio antes de que llegué al cortafuego.
Los cortafuegos tienen otras funciones aparte como por ejemplo servir de frontera para los diversos sectores del bosque, o servir de pistas para los guardabosques entre otras. Curioso, ¿no?
Otro de los puntos estrella de nuestra ruta en 4x4 por la sierra fue la visita a la antigua Mina de Oro.
Fueron los romanos quienes comenzaron a horadar la sierra en busca del preciado metal, y por supuesto ellos se llevaron la mejor parte. Después la mina fue abandonada hasta mediados del siglo pasado, donde la gente, empobrecida después de la Guerra Civil y sin nada que llevarse a la boca, volvió a la mina a intentar ganarse el sustento.
Nos contaba José María como algunos aldeanos sin recurso tenían que subir hasta la cima de la sierra andando todos los días, eso era mínimo dos horas de dura caminata de ida y luego otras tanta de vuelta, y en el medio un duro día de trabajo en una mina agotada.
Por suerte esos tiempos ya pasaron, y hoy en día las visitas a la mina son muchos más agradables que antaño, aunque menos provechosas dado que no queda oro....o quizás sí que quede algún tesoro....
Lo digo porque una cosa que nos dejó boquiabiertos de la Mina fueron estos musgos luminiscentes que estaban presentes en la entrada de la misma.
La foto no tiene ningún retoque, el musgo brillaban tal cual, y además el techo de la mina tenía gotas de humedad que al usar la linterna del móvil parecían brillar como pequeñas estrellas, de forma que tenías una alfombra luminosa verde a los pies y un cielo estrellado en la cabeza. Casi parecía que estábamos en la Pandora de Avatar jeje.
No estoy para nada seguro, pero parece que es una especie conocida como Schistostega pennata, un musgo conocido también como Oro de Duende, y que en realidad no es bioluminiscente, sino que cuenta con receptores de la luz con forma de lente para poder capturar la máxima cantidad de luz solar en entornos oscuros como una cueva o, en este caso, una mina.
En España existen muy pocos lugares donde esté registrado este curioso musgo, de hecho se encuentra en la Lista Roja de los Musgos de la Península Ibérica como especialmente amenazada, y además la pennata es sumamente frágil, basta un pisotón sin querer para que no vuelva a crecer, así que si visitan la mina, por favor tengan mucho cuidado con este peculiar oro verde.
Si hasta ahora habíamos disfrutado del paisaje y en especial de la flora, ahora le toca el turno a la fauna, en especial las aves, ya que la siguiente parada es el mirador del Chorro de los Ángeles, un salto de agua de más de 100 metros donde anida una gran colonia de buitres leonado.
Uno de los inconvenientes de hacer esta ruta en verano es que, como pueden ver la cascada estaba prácticamente seca, nada que ver con el aspecto que tiene en otras estaciones. El otro inconveniente de hacer la ruta en verano es, como se pueden imaginar, la calor, aunque en el mirador, a unos 600 metros de altura, se estaba bastante bien.
El Chorro tiene el nombre del antiguo Convento de los Ángeles que se levantó por orden de San Francisco de Asís en el siglo XIII, cuando pasó por estas tierras en un viaje hacía Portugal y quedó tan enamorados de la zona como nosotros hoy en día.
Desde le mirador no se puede ver las ruinas del convento, pero sí que se ve la espectacular colonia de buitres leonados que anida en la cascada. José María suele llevar prismáticos y un telescopio para observarlos con tranquilidad.
Con suerte también se pueden ver otras especies como alimoches o la esquiva cigüeña negra entre otros, y aunque nosotros no tuvimos tanta suerte, lo cierto es que no nos importó mucho porque José María nos tenía preparada una última sorpresa, un delicioso picnic con productos típicos de la Sierra de Gata.
Felices como niños, nos dispusimos a dar buena cuenta de los chorizos extremeños, las morcillas patateras y la típica morcilla de pan que es exclusiva de la zona. Esta última la elabora el mismo José María y está espectacular, aunque lo que más agradecí fue el agua fresquita con el que acompañamos la chacina.
En fin, es hora de cerrar la entrada y volver a casa agradeciendo a José María toda su dedicación y amabilidad, no se cansó de darnos buenos consejos, recomendaciones de sitios para comer, piscinas naturales y lugares donde bañarse por la zona en época de Covid. En fin, una gran experiencia con una gran persona.
Hasta la próxima.