ese a todos los millones de acres de terrenos naturales existentes en la Florida y los grandiosos esfuerzos dedicados a la conservación durante las últimas décadas, la colonización despiadada del siglo XX hizo desaparecer en gran medida los ecosistemas y fauna originales. Afortunadamente, casi todo el daño infligido está siendo revertido y es tan evidente que apenas se nota la diferencia. También es obvio que el aumento de población y el impacto de la industria y la construcción masiva ha modificado mucho el funcionamiento del entorno poniéndolo en peligro a diario pero en general, ha mejorado sobremanera. La ruta #74 de cicloturismo en Florida recorre 28 millas de ida y vuelta por Collier County, desde el refugio nacional de la vida salvaje de las "Diez Mil Islas," el Ten Thousand Islands NWR, una extensa maraña de cayos e islotes que surgen de la poco profunda plataforma marina de la península y que se extiende casi sin pausa desde los pantanos hacia el golfo de México. Luego pasaremos por Port of the Islands, un enclave construido sobre el Tamiami Trail en plenos everglades a medio camino entre Miami y Naples, que fue durante los '60 la base de operaciones de la Gulf American Corporation durante la promoción de Golden Gate Estates y que actualmente es una quasi paradisíaca comunidad alejada del mundanal ruido de la urbe y situada en un escenario envidiable. Además veremos el parque Big Cypress Bend justo al lado de un poblado de los indios Miccosukee, la antigua Weavers Station y terminaremos sobre el camino por donde hasta no muchos años atrás pasaban los trenes de la Atlantic Coast Line Railroad entre Harrisburg y Everglades City en las cercanías de Carnestown. Un día como hoy en 1817, unos soldados americanos atacan un poblado indio dando comienzo a la primera guerra contra los Seminoles. En 1891 nevaba en Mount Pleasant, Gadsden County. En 1954, Hosea Richardson se convirtió en el primer Jockey hípico afroamericano. En 1984, Sam Keen, unos de los auténticos y añejos Crackers, los vaqueros floridanos, recibe una placa honorífica durante el Pioneer Days Festival en Lake Wales, e incluso, una calle llamada en su honor.
Partiremos desde Ten Thousand Islands National Wildlife Refuge, con un área de 35.000 acres de terrenos cenagosos en parte y marítimos en su mayoría, entre los confines del suroeste peninsular y el mar Caribe. Este refugio nacional fue establecido en 1996 aprovechando el tratado de intercambio de tierras entre Florida y Arizona, por el cual grandes compañías del condado de Collier permutaban sus posesiones con el departamento del interior por suelo federal en el centro de la ciudad de Phoenix. Todo esto fue posible en gran medida gracias al entonces gobernador Lawton Chiles, quien ya había propiciado la creación de la cercana Big Cypress National Preserve, ya visitada en su inmensidad durante algunas rutas anteriores. Hoy, comenzaremos justo a la entrada del Marsh Trail, que se encuentra en el Tamiami Trail, tres millas al este de la carretera a Marco Island. Saliendo pues del nuevo parking, debemos avanzar hacia el sur por el camino asfaltado hasta llegar a la torre de observación que nos permitirá otear el extenso horizonte de varios kilómetros de islas interiores entre el sawgrass y los manglares, desde el agua dulce a la salada.
A partir de este punto, la pista pasa a ser un dique de tierra que sobresale tres o cuatro metros por encima de la superficie y que dependiendo de la estación del año, estará más o menos inundada. Tras aproximadamente una milla alcanzaremos el final de este tramo en el que nos veremos sobre la llana plataforma que tiempo atrás contenía la maquinaria extractora de un pozo de petróleo perteneciente a la prominente familia Collier, herederos del fundador del condado. Actualmente, lo único visible aquí es una pequeña estación meteorológica. En este recóndito paraje habitan cientos de especies animales y como siempre, debemos andar con cierta cautela. En el sector costero abundan los delfines, tortugas y manatíes junto a otros 200 tipos de peces documentados hasta la fecha. Por la zona en la que nos movemos, infinidad de aves, nutrias, mapaches, roedores, serpientes, linces, zorros e incluso algún oso negro o la esquiva pantera floridana. Además, entre estos promontorios que emergen de las oscuras aguas de las albuferas, hay algunos creados por el hombre desde hace veinte siglos, en concreto, por la cultura Calusa.
Sin poder seguir avanzando sobre la bicicleta, la única alternativa es regresar a la US 41 en la que giraremos a la derecha. El paisaje varía ciertamente poco pero no por ello deja de ser cautivador. Las verdosas y amarillentas altas hierbas de sawgrass a ambos lados de la carretera junto a las lagunas pobladas por caimanes y los bosques de pinos y cipreses de fondo, cambian de color frecuentemente dependiendo el ángulo en el que el sol los golpea. Generalmente, el rítmico balanceo de los matorrales y el sonido de los animales es la música que nos acompañará mientras vamos por el asfalto. Tres millas más y la vía se amplía momentáneamente al tiempo que cruzamos el ancho Faka Union Canal que fluye directamente desde el Picayune Strand Forest hacia el mar. A ambas orillas del afluente artificial están las edificaciones de Port of the Islands, que bajo el nombre de Ramuda Ranch era utilizado por la Gulf American Corporation como base de operaciones mientras promocionaban Golden Gate Estates, la mayor subdivisión en los Estados Unidos que sin embargo, toda la parte situada al sur de la interestatal 75 resultó ser uno de los mayores timos de la historia del Sunshine State en los que hasta 17.000 parcelas de 2,5 acres fueron vendidas y ni siquiera un par de centenares aprovechadas debido a que era suelo cenagoso. Los compradores llegaban al rancho con todos los gastos pagados y siempre coincidiendo con la temporada de sequía. Luego, sus futuras parcelas les eran mostradas desde el aire, despegando de la pista de aterrizaje local.
Seguidamente, los agresivos agentes de ventas se encargaban de convencer a los inocentes inversores. Port of the Islands fue concebido por Bill Ray quien adquirió el enclave en 1980. Tras su muerte en 1991, solamente había un edificio de apartamentos aunque en la actualidad existen numerosos complejos de viviendas, un hotel y una marina. A continuación regresamos a la soledad y lejanía de los everglades durante tres millas más hasta llegar a donde estuvo la desaparecida Weavers Station. En su lugar hay un tramo de la antigua carretera que fue abandonado a mediados de los '90, cuando se decidió trazar nuevamente este sector de la vía. Al lado permanece un poblado indio con varios de sus típicos Chickees, las estructuras elevadas sobre postes, techadas con pencas de palmeras y carentes de paredes que han usado tradicionalmente los grupos de la zona, en este caso los Seminoles y los Miccosukee. Además hay una tienda con artesanía y curiosidades tribales.
Al mismo tiempo, estamos en el Big Cypress Bend, una entrada escénica al Fakahatchee Strand Forest que tiene a su vez una pasarela que avanza bajo la umbría foresta ofreciéndonos maravillosas vistas. Si nos detenemos por un instante y nos dedicamos a escuchar, quedaremos fascinados por la diversidad de sonidos que nos ofrece este gigantesco bosque en el que se han encontrado restos arqueológicos con más de 2.500 años de antigüedad. No obstante, entre 1944 y 1954, fue casi arrasado al completo por la industria maderera y más cruentamente debido a la necesidad imperiosa de conseguir materiales con motivo de la II guerra mundial. Los cipreses que fueron dejados por entonces al ser muy pequeños por su juventud son ahora centenarios. Los extensivos programas de reforestación han dado como consecuencia que a día de hoy, nadie podría decir que este lugar llegó a estar prácticamente desierto medio siglo atrás. De las cerca de 192 millas que los Swamp Loggers, los rudos leñadores de los pantanos arañaron para transportar los gruesos troncos han desaparecido casi en su totalidad salvo algunos que se mantienen a propósito para actividades de ocio para ávidos caminantes, ciclistas y mantenimiento oficial en general.
Durante las siguientes seis millas y media por el Tamiami Trail hacia el este, nos toparemos con atracciones turísticas muy típicas de la zona como artesanía y varios puntos en los que ofrecen excursiones en Airboats o lanchas propulsadas por un enorme ventilador y que van casi levitando sobre el sawgrass. Por un precio a veces no tan módico, es posible internarse en las ciénagas y ver más de cerca si cabe animales tan peligrosos como los caimanes. Por contra, muchos de estos operadores se encuentran siempre entre la fina línea que separa lo legal de lo ilegal ya que está expresamente prohibido y castigado dar de comer a cualquier criatura salvaje en la Florida y con tal de acercarlos a los visitantes, estos se saltan las normas. Antes de alcanzar la State Road 29 a la altura de la conocida localidad de Carnestown (rutas #14 y #31,) tendremos a ambos lados el camino por el que otrora circulara el viejo ferrocarril de la Atlantic Coast Line entre Harrisburg y Everglades City, abandonada en 1957. Actualmente no está permitido transitarlo más que unos pocos metros en dirección sur hasta la base de una torre de comunicaciones junto a una de estas tiendas llamadas Eerv's Jungle. Desde aquí, regresaremos hasta la entrada al Marsh Trail del parque de las Ten Thousand Islands National Wildlife Refuge para concluir nuestra travesía.