La guía de la visita nos explicó todo lo relacionado con el vino, desde el trabajo del cultivo de las vides hasta la elaboración del vino, pasando por diversas anécdotas.
Lo que más nos impresionó era estar físicamente en el interior de lo que antiguamente eran los depósitos del vino madre, que estaban recubiertos de azulejos en su momento de desecho, y que al transcurrir los años y con la reconstrucción de la bodega han salido a la luz y han resultado ser azulejos de época de gran valor.
La bodega consta de distintas exposiciones, desde los aperos de labranza hasta los instrumentos de laboratorio. Y en la primera planta hay una colección extensísima de botellas de todas las bodegas de la zona, junto con unas campanas para identificar distintos aromas que gustaron mucho tanto a adultos como a pequeños, y que nos sirvió como entrenamiento para la posterior cata de vino que hicimos. Aprendimos las técnicas básicas de cata y practicamos con un vino bovalar de denominación origen Utiel-Requena. Los niños hicieron la cata con un mosto sin alcohol.
Todavía entusiasmados por todo lo aprendido, montamos en los coches e hicimos un corto recorrido hasta un monte con antenas de telecomunicaciones, que dejándolas atrás nos permitió obtener una vista panorámica de toda la comarca de Utiel. Impresionante.
Luego fuimos a comer al Santuario de Nuestra Señora del Remedio emplazado en la Sierra de Utiel, más conocida como Sierra del Negrete , a 1090 metros de altura. El conjunto arquitectónico es espectacular, y resulta interesante su historia, por lo que os dejamos AQUÍun enlace por si queréis saber más al respecto.
Nosotros comimos bajo una de las porchadas.
Y visitamos el bonito interior de la ermita, y también el sótano donde se encuentran los exvotos, que llaman mucho la atención de los niños, y que hemos de explicarles que son ofrendas de los creyentes como agradecimiento a un beneficio obtenido.Por la tarde fuimos a Requena, a visitar Las Cuevas de la Villa. Unas cuevas de origen musulmán emplazadas bajo el suelo del casco antiguo del pueblo, que han tenido distintos usos a lo largo de los años, aunque su utilización principal ha sido de almacenaje de vino y de otros alimentos en tinajas de distintos tamaños.
Causan sensación unas tinajas de tamaño superior a un hombre, y de las que todos nos preguntamos cómo pudieron colocarlas allí con los medios de que se disponía años atrás y en el poco espacio disponible.
Después aún tuvimos tiempo de visitar la Torre del Homenaje. Esta torre formaba parte del Castillo de Requena, y que estaba previsto reformar en su totalidad, pero finalmente quedó únicamente restaurada esta torre de 16,5 metros de lado y 22 metros de altura. En las distintas plantas existen audiovisuales que nos adentran un poco más en la historia.
Fue un día muy bien organizado por nuestros guías Isabel y Enrique que nos permitió conocer distintos aspectos culturales de la zona, y no sólo eso sino que también pudimos hacer acopio de vino, de embutido y de productos típicos de panadería. En conclusión, un día más que perfecto.