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Ruta de viaje: La Gran Vía, una calle llena de vida

Publicado el 12 abril 2012 por Ruta42 @ruta42
Ruta de viaje: La Gran Vía, una calle llena de vida

Fotografías de Ana Bueno

Intentar describir un lugar es fácil, describir su vida propia ya no lo es tanto. Y es que la Gran Vía es mucho más que una calle. Solamente recorriéndola de una punta a la otra puedes sentir todo lo que es y lo que ha sido. Te envuelven sus edificios, te empuja la masa de gente que anda por sus amplias aceras y te asombra de noche a través de sus numerosísimas luces. Acompáñanos en este breve recorrido por una de las calles más vivas del mundo.

Parece que es eterna y siempre lo ha sido, pero la Gran Vía tuvo un principio. Se comenzó a construir en abril de 1910 por orden de Alfonso XIII. Y ya desde ese momento se diferenciaron tres partes a lo largo de ella. Si partimos de la unión con la calle Alcalá nos encontramos con el primer tramo que llega hasta la Red de San Luís, es la llamada Avenida B. Se caracteriza por ser mucho más discreta que el resto de la vía pero con unos edificios que llaman bastante la atención por su corte clásico. Luego nos topamos con el Bulevar, se trata del recorrido que hacemos desde la Red de San Luís hasta la concurrida plaza de Callao. En esta parte se sitúan los grandes clásicos de la calle madrileña, entre los que se encuentra el conocido edificio Telefónica. Por último llegamos a la Avenida A, desde Callao hasta la mismísima Plaza España. Esta es la parte favorita de aquellos a los que les atrae la noche de la capital. Un sinfín de teatros y locales de fiesta copan los bajos de los edificios.

No se puede decir que haya que visitar unos sitios concretos dentro de esta calle, porque cada detalle enriquece al viandante. Pero debemos señalar unos puntos en los que la parada es obligatoria.

Gran vía 1. Esta es la dirección del Edificio Grassy, quizás por todos conocido como el edificio de Rolex, por el gran cartel en su fachada. En su interior podemos encontrar los relojes con más historia que comparten su espacio con lo más nuevo en relojería.

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Seguimos andando, nos cruzamos con locales emblemáticos. El Museo Chicote, uno de los bares de cócteles pioneros en Madrid. Se le llama Museo Chicote porque alberga una colección muy amplia de botellas, todas ellas de diferentes bebidas. También nos encontraremos en nuestro paseo con el Oratorio del Caballero de Gracia, o el Museo Militar.

Llega un punto en el que mirar hacia arriba es una tradición. Se trata del momento en el que nos cruzamos con el Edificio Telefónica (Gran Vía 28). Fue el primer rascacielos de Europa. Toda una revolución que intentó seguir los pasos de los grandes gigantes neoyorquinos y que se convirtió en una de las mejores vistas de la arteria madrileña. Prácticamente todos sus pisos están ocupados por las oficinas de la empresa de comunicaciones que da nombre al edificio.

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Y no podemos seguir adelante sin fijarnos en algo que normalmente no nos llamaría la atención, un paso de cebra. Pero este tiene algo especial, es el paso de cebra más ancho de España. Une la calle Montera con  Fuencarral y Hortaleza. Es curioso además porque no tiene las típicas rayas blancas con las que todo niño ha jugado más de una vez. Aquí hay unas figuras de personas pintadas en el suelo. Sin duda toda una novedad.

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Pero seguimos andando, y de repente, sobre todo si son fechas cercanas a navidad, podremos ver una gran aglomeración de gente (más de la que ya normalmente hay en esta calle). No se trata de otra cosa que de la administración de lotería Doña Manolita. Todo el mundo quiere comprar el décimo ganador en este local que tanta tradición tiene a sus espaldas y que tanto éxito le ha traído desde tiempos casi remotos.

Y así, con suerte o sin ella, llegamos a Callao, una de las zonas más transitadas de la Gran Vía. No sabemos muy bien dónde mirar, quizás nos decantemos por una de las calles que salen de la plaza o quizás por alguno de los edificios que se ven desde ella.

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Uno de ellos es el Edificio Carrión, por muchos conocido como Edificio Capitol (alberga el Hotel Capitol), y por muchos otros famoso por el cartel luminoso de neón de la marca Schweppes, muy posiblemente el símbolo más conocido de la vía. En 2007 se eliminaron todos los carteles publicitarios de su fachada, conservándose unicamente este de Schweppes y uno pequeño de la empresa Vodafone en todo los alto del edificio.

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Pero no solamente este inmueble atrae las miradas de los caminantes. Los cines Callao ya son un clásico en la panorámica de la plaza. No se quedan atrás en lo que a la iluminación se refiere.

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Así, llegamos a la zona preferida de los amantes de los espectáculos. El último tramo de la Gran Vía, llegando ya a la Plaza España, es el llamado por muchos “Broadway madrileño” ya que en él se sitúan teatros como el Teatro Lope de Vega, el Teatro Rialto o el Teatro Coliseum. Por ellos han pasado, y lo seguirán haciendo, musicales de gran prestigio como El Rey León, Grease, Chicago; grandes obras de teatro o diferentes shows.

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Acabamos pues en la Plaza España. Presidiéndola, se encuentra el Edificio España, fotografiado por todos y vacío en la actualidad.

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Como recomendación, todos aquellos que lleguen a este punto, no pueden detenerse aquí, solo queda una parada más, ya no dentro de la Gran Vía, pero sí un gran final para un paseo que ha merecido la pena. Me refiero al Templo de Debod. Está al lado de la Plaza España y es uno de los lugares más mágicos de la capital. La luz es especial sobre todo al atardecer. Sentarse y contemplar Madrid, ver pasear a la gente, o simplemente observar el templo hasta que el sol caiga y se enciendan las luces.

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¿Y ahora qué toca? Ponerse el calzado cómodo, preparar la cámara de fotos y captar todos los detalles de la calle en la que a más de uno le gustaría vivir, a pesar del ruido, un factor que es muestra de la ajetreada vida de esta vía que ve pasar minuto tras minuto a taxis, coches, alguna que otra limusina, ejecutivos demasiado ocupados, las mismas personas que aún pasando día tras día no sienten la esencia de la calle, y de vez en cuando, solo de vez en cuando, algún que otro curioso que encuentra ese pequeño aspecto que hace que la Gran Vía merezca ser retratada, pero no solo eso, si no vivida.

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Ana Bueno

Estudio 2º de Periodismo en Valladolid. Me encanta viajar y callejear por la grandes ciudades.

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