Baviera es un estado libre de Alemania situado en la parte sureste del país, haciendo frontera con Austria y con la República Checa. Cuenta con un gran potencial turístico al estar considerada como una de la regiones mas bonitas del país germano, además de ser una referencia a nivel económico y cultural.
Enmarcados por las altas cimas de los Alpes y por las llanuras del Danubio, los paisajes bávaros están salpicados de majestuosos castillos llenos de historias, pueblos medievales de calles empedradas, praderas con vacas que pastan a sus anchas y tabernas donde degustar alguna de las tantas cervezas de la región.
Domingo 14 de abril 2019
Nuestra primera noche, después de un largo viaje desde Barcelona, la pasamos en el camping Brunnen, una bonita zona de acampada situada en la orilla sur del lago Forggen.
Las temperaturas eran muy bajas y la previsión del tiempo daba nieve para el día siguiente. Y no fueron erróneas… esta mañana nos hemos levantado con una fina nieve que a orillas del lago no acababa de cuajar pero a medida que nos acercábamos a Hohenschwangau, el blanco era el color que predominaba en el paisaje.
En esta población se encuentra la taquilla para comprar las entradas para los dos castillos de la zona, el de Neuschwanstein y el de Hohenschwangau, ambos tenían como inquilino real al excéntrico Luis II de Baviera, conocido como el Rey Loco. Las entradas para las visitas de uno de los castillos cuestan 13€, una combinada para los dos castillos 25€ (la visita debe realizarse el mismo día) y existe un pase válido para catorce días que incluye la entrada de cuarenta monumentos de Baviera, entre ellos algunos de los castillos más importantes. Este bono cuesta 26€ el individual y 48€ el familiar o de pareja, siendo la entrada de los menores de 18 años totalmente gratuita. Si bien es cierto que el Hohenschwangau Schloss es uno de los que no están incluidos, a nosotros nos ha sido más practico y económico este bono ya que vamos a recorrer la región durante la próxima semana y la idea es visitar varios de los castillos que están en la lista de incluidos.
En temporada alta, especialmente julio y agosto, las colas para comprar las entradas pueden llegar a ser kilométricas, de modo que si queremos visitar el castillo (o los castillos) ese día, el madrugón para estar muy temprano en taquilla debe ser de campeonato. En caso contrario es bastante probable que nos quedemos sin entradas.
El resto del año, la afluencia de público no es tanta y, aunque hay colas son más llevaderas. Pero siempre es mejor llegar pronto y evitar al máximo los autocares de japoneses.
El ascenso hasta la entrada del castillo son cuarenta minutos por un sendero arbolado y hay que tenerlo en cuenta para calcular la hora en la que tenemos hecha la reserva de nuestra entrada. La puntualidad es alemana, así que mucho ojo con despistarse.
El Neuschwastein Schloss es uno de los puntos álgidos de cualquier ruta por Baviera. Y no es para menos porque está considerado como uno de los castillos más bellos y más románticos del mundo, por algo Disney se inspiró en él para su Bella Durmiente. Surge de entre los picos de las montañas creando una postal de ensueño y si a su belleza le añadimos un paisaje nevado, se convierte en algo casi irreal, de cuento de hadas.
Luis II de Baviera planificó personalmente este edificio y para ello requirió la ayuda de un escenógrafo en lugar de la de un arquitecto. Su objetivo era recrear el mundo de la mitología alemana, inspirado por las operas de su amigo Richard Wagner. A pesar de todo el dinero que gastó en su construcción, solo llegó a vivir en él 170 días.
A diez minutos caminando se llega al Marienbrücke, un puente que cruza el desfiladero de Pöllat por encima de una cascada y desde donde se obtienen unas vistas espectaculares del castillo.
De vuelta al parking sigue nevando aunque lo hace con menos intensidad. Pero el frío va calando poco a poco y los calcetines húmedos no ayudan a entrar en calor.
El camping se encuentra a pocos kilómetros por ello decidimos ir hasta allí, cambiarnos de calcetines y calzado y aprovechar para comer en la caravana resguardados de las bajas temperaturas. El menú no es muy elaborado, spaguetti al pesto y un vaso de caldo bien caliente, pero nos ayuda a templarnos y a coger fuerzas para seguir esta tarde haciendo algo de turismo.
Füssen, situada al pie de los Alpes, debe su principal atractivo a la proximidad a los castillos pero merece la pena acercarse a ella y callejear un rato por sus empedradas calles enmarcadas con casas de vivos colores y vigiladas por el Hohes Schloss.
Las temperaturas siguen descendiendo mientras cae la tarde y, aunque es muy temprano para nuestra cultura mediterránea, decidimos cenar (a las seis de la tarde) para entrar en calor. Según la Lonely Planet, el hotel restaurante Zum Hechten es el mejor de Füssen, ofreciendo en su carta platos tradicionales de la cocina bávara con la carne de cerdo como protagonista, principalmente. A destacar el pie de cerdo, el goulash de venado de Ammertal y las salchichas bávaras acompañadas de Sauerkraut, como no podía ser de otra manera.
Son las ocho de la tarde y ya lo tenemos todo hecho: hemos cenado como reyes, nos hemos duchado y estamos listos para irnos a dormir, no sin antes escribir, leer y comentar un poco el día.
Lunes 15 de abril 2019
Partiendo de Füssen y sus próximos castillos, la Ruta Romántica es la más popular y turística de toda Alemania y pasa por algunas de las ciudades más pintorescas del país, algunas de las cuales se han conservado casi intactas desde la época medieval, hasta llegar a Wurburg.
Dependiendo del tiempo del que se disponga, las paradas pueden ser más o menos numerosas. Nosotros hemos elegido cuatro de los pueblos más emblemáticos de la ruta porque solo tenemos un día para hacerla, sin contar Füssen al que le hemos dedicado un día entero.
En Harburg las torres del homenaje, los torreones medievales y sus tejados del Schloss Harburg se encuentran en perfecto estado de conservación alzándose sobre el río Wörnitz. Desde su puente de piedra se ofrece una bonita panorámica del castillo, el pueblo y el río.
La encantadora Nördlingen está construida sobre el cráter de 25 km de diámetro, creado por el impacto de un meteorito hace más de quince millones de años. Sus murallas originales del siglo XIV rodean el borde del cráter formando un círculo casi perfecto. En los días de sol sus calles y plazas se llenan de gente que copan las terrazas de las heladerías y de las panaderías con degustación envueltos entre edificios históricos pintados de vivos colores.
Dinkelsbühl guarda en el interior de sus murallas medievales con dieciocho torres, calles empedradas, casas con entramado de madera y una bonita plaza gobernada por una gran iglesia que sobresale del resto de edificios.
Y finalmente, Rothenburg ob der Tauber, la joya de la corona de la Ruta Romántica. Tiendas, cafés y hoteles con encanto llenan los edificios del Altstadt de fotogénica arquitectura de color y entramados de madera. En sus escaparates lucen las tradicionales Schneeballen (bolas de nieve), tiras de masa fritas en forma de bolas, recubiertas de azúcar glasé, chocolate y otras muchas especialidades. Un extra de calorías en estas vacaciones.
A muy pocos kilómetros de Rothenburg se encuentra el Campinplatz Tauberromantik, un pequeño y agradable camping donde haremos noche.
Como apunte final, comentar que la ruta la hemos hecho con la caravana a cuestas y no hemos tenido ningún problema para aparcar a las afueras de todas las poblaciones. En todas hemos encontrado parkings reservados para caravanas o autocaravanas.
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