Rutas por Israel: 10 paradas imprescindibles

Perderse por las callejuelas de Jerusalén, bañarse en el Mar Muerto o conocer la corriente Bauhaus en Tel Aviv. ¡Nos vamos a disfrutar de Israel!

La famosa Tierra Prometida, el lugar donde confluyen religiones y creencias. Ese pequeño rincón del mundo compartido por judíos, cristianos y musulmanes. Es nombrar Israel y a más de uno se le eriza el vello. Otros abren los ojos con entusiasmo. A nosotros, que nos gusta conocer de primera mano los detalles de cada destino, nos han entrado ganas de montarnos en un coche y recorrer el país de cabo a rabo en 10 paradas. ¿Te animas a acompañarnos?

1. Descubrir todos los atractivos que esconde Tel Aviv

Cosmopolita, moderna y joven, desde el mismo momento en el que pongas un pie en Tel Aviv no te faltarán las opciones para conocerla en cada una de sus facetas.

Lo primero que te proponemos es descubrir su lado más arquitectónico. La famosa “Ciudad Blanca”, como se la conoce por la cantidad de edificios de estilo Bauhausque esconden sus calles, merece una mañana para descubrirla. ¿Un consejo? Apúntate a uno de los tours gratuitos que organiza el ayuntamiento de Tel Aviv: en un par de horas tendrás todas las claves para entender la esencia de este movimiento.

Y será paseando como mejor seguirás descubriendo la ciudad: camina por el barrio de Rothschild y toma un rico brunch en alguno de sus negocios más cool. Recorre Neve Tzedek, la zona más artística de todo Tel Aviv, repleta de galerías de arte y tiendas de ropa con mucho estilo. Y, si hace buen tiempo, no dejes de acercarte a su paseo marítimo. Las playas de Tel Aviv están repletas de gente que aprovecha para practicar deporte, echar un rato tomando el sol o darse un buen baño en las aguas del Mediterráneo.

¿Algo más? Pues sí: sal. Pero sal de noche. Descubre el Israel más desenfrenadotomándote una copa en algún bar o discoteca. Te sorprenderás del ambiente que tiene esta ciudad.

2. Conocer el pasado y presente de Jaffa

Y de la parte más moderna, a la milenaria. Porque ahí donde la ves, Jaffa cuenta con más de cuatro mil años de historia. Cuando aún Tel Aviv no era más que dunas de arena, aquí se encontraba uno de los mayores puertos de todo el Mediterráneo.

En Jaffa lo primero que te llamará la atención serán las murallas blancas de su inmenso fuerte. En su antiguo puerto, que tanta gloria tuvo en el pasado, hoy comparten espacio pequeñas embarcaciones de recreo de la gente más pudiente y las barcazas de los pescadores. Caminando por la parte antigua, donde antes se encontraban los hangares donde estos guardaban sus aparejos, ahora te toparás con nuevas cafeterías y galerías de arte.

Eso sí, lo que no podrás dejar de visitar en Jaffa es su mercado de pulgas: aquí tendrás para escoger entre antigüedades y todo tipo de cachivaches para poder llevarte a modo de recuerdo. ¿Nos olvidamos de algo? Sí, ¡de lo más importante! Antes de seguir el camino no olvides tomar un plato de humus o fumar un narguile en alguna de sus cafeterías o bares. Seguro que merecerá la pena.

3. Cesarea, una visita arqueológica imprescindible

¡Sigamos avanzando! La siguiente parada de este road trip por Israel está a unos 45 minutos al norte de Tel Aviv. Allí se encuentran los restos arqueológicos de Cesarea, donde descubrirás cómo se vivía hace nada menos que dos mil años.

Esta ciudad portuaria, construida por Herodes el Grande entre los siglos 25 y 13 a.C. en honor a César Augusto, se hizo realmente famosa durante sus etapas romana y bizantina. Antes de ser destruida por los Mamelucos, Cesarea fue invadida y habitada por árabes y cruzados. Cada uno de ellos dejó su marca en forma de santuario, por eso conviven hoy día, por ejemplo, los restos de una iglesia de la época bizantina y el minarete de un templo otomano.

Se calcula que hasta ahora solo se ha recuperado un 6% de lo que fue Cesarea en el pasado. El resto permanece enterrado bajo las dunas de arena, aunque los proyectos de recuperación están desvelando poco a poco la existencia de auténticos tesoros.

4. Haifa y sus jardines

Habrá que volver a tomar el coche y seguir subiendo hacia el norte del país. Tan solo 43 kilómetros después llegarás a Haifa, una de las ciudades más bellas y desconocidas de Israel.

Lo primero que te llamará la atención será la disposición de la ciudad, como desparramada sobre la ladera de una colina. Una colina que no es, ni más ni menos, que el Monte Carmelo, uno de los tantos nombres bíblicos que escucharás –y visitarás- durante este viaje.

Algo que destacar de Haifa es la pacífica convivencia entre religiones que se da en la ciudad. Aquí son vecinos musulmanes, cristianos, judíos y baharíes, una religión de origen persa que levantó uno de los reclamos turísticos más bonitos de Haifa: los Jardines Bahai. Aún sin quererlo te toparás con ellos, en pleno corazón de la ciudad y perfectamente cuidados a lo largo de 19 balconadas. Justo cuando llegan a su parte más baja comienza otro de los barrios más bonitos de Haifa: aquel donde se situó la colonia alemana cristiana en el año 1869 y que aún conserva las casas de estilo europeo, hoy convertidas en tiendas y restaurantes de primera línea.

Por cierto, antes de abandonar Haifa, no olvides probar alguno de sus muchos bares de falafel. ¡En esta ciudad son especialistas!

5. Viaje al pasado en Acre

Si te dijéramos que la ciudad de Acre se mantiene como hace 800 años atrás, no te estaríamos engañando. Una vez aparques el coche en las afueras del barrio antiguo y te adentres, a través de sus antiguas murallas, en sus pasillos y callejuelas, entenderás lo que te decimos: probablemente sientas que en cualquier momento te puedes cruzar con el mismísimo Marco Polo.

Son tantos los atractivos que podrás visitar en esta pequeña ciudad que se hace difícil resumirlos, así que lo más fácil será que te hagas con la entrada múltiple que te permite visitarlos todos. De esta forma podrás hacerte una mejor idea de cómo se ha desarrollado a lo largo de los siglos la historia de este lugar. La Ciudad Subterránea de los Cruzados, el baño turco al-Pasha, el antiguo zoco o su puerto, son solo algunas de las paradas obligadas.

6. Nazaret, cuna de la nueva cocina

Sí, estás leyendo bien: la mítica Nazaret, la ciudad donde creció y vivió Jesucristodurante la mayor parte de su vida, no es solo un reclamo turístico-religioso –que también-. Es, además, la ciudad israelí que se encuentra a la cabeza de la nueva corriente gastronómica del país. No te lo esperabas, ¿eh?

Así que aquí deberás pasear por las estrechas callejuelas de su parte más antigua, muchas de ellas bien marcadas por ser camino de Jesús. Tendrás que pararte y echar un ojo a los muchísimos puestos repartidos por todo el bazar, donde la vida más cotidiana se desenvuelve. No te quedes sin entrar en la basílica de la Anunciación, donde la virgen María recibió la noticia de que iba a ser madre. Pero, cuando hayas realizado todas esas visitas imprescindibles, relájate y escoge uno de los muchos restaurantes de cocina moderna repartidos por la ciudad. El festival que vivirán tus papilas gustativas será algo que, probablemente, no olvides en mucho tiempo.

7. Descubriendo el judaísmo en Safed

Ciudad sagrada para el judaísmo, es Safed la cuna de la cábala, es decir, el centro más importante de estudio del misticismo judío. Un poco más alejada del resto del recorrido, merece la pena que llegues hasta ella, anclada en lo alto de una montaña en la zona de Alta Galilea, para descubrir todo lo necesario sobre la base de esta cultura.

Pasea por el barrio de las sinagogas, adéntrate en las galerías y tiendas de la zona artística, conversa con los comerciantes y pregunta, pregunta sin temor. Siempre valorarán a aquellos que se interesan por su religión y cultura.

Verás que aquí, más que en ningún otro lugar de Israel, los hombres y mujeres van vestidos siguiendo el protocolo judío: vestidos negros largos y pañuelos en la cabeza ellas, sombreros y trajes oscuros con sus típicos tirabuzones ellos.

Una última parada, antes de continuar tu camino, deberá de ser en el cementerio judío situado en la ladera de la ciudad. Los restos de grandes personalidades judías reposan en él, y es uno de los lugares más sagrados de Safed.

8. Jerusalén, el principio de todo

Llegó el turno de la joya de la corona del viaje: probablemente pocas ciudades llegues a conocer en todo el mundo tan alucinantes como esta. Jerusalén es el centro espiritual de las tres religiones imperantes: cristianismo, judaísmo e islam. Aquí comenzó todo, y en ella conviven las tres culturas haciendo que el ambiente sea de lo más especial que encuentres en tu vida.

No será raro que se dé una situación tan surrealista como que te encuentres frente al Muro de las Lamentaciones observando cómo judíos llevan a cabo sus oraciones, cuando de repente comienzas a escuchar la llamada a la oración musulmana por los altavoces de una mezquita vecina y, a la vez, las campanas de una de las muchas iglesias de la ciudad tañen sin cesar. Es el nexo de unión y a la vez de desunión. Uno de los rincones más místicos y especiales que existen.

Jerusalén tiene tantos rincones que descubrir que se hace imposible citarlos todos. Pero no podrás abandonar la ciudad sin perderte por las callejuelas de su parte antigua, entrar en la iglesia del Santo Sepulcro o subir al Monte de los Olivos. Recréate viendo el ir y venir de judíos ante el Muro de las Lamentaciones. Accede a la Explanada de las Mezquitas y deslúmbrate con la Cúpula de la Roca. Descubre la antigua Ciudad de David, piérdete por el mercado de Mehane Yehuda, recorre la Vía Dolorosa o curiosea en cada una de las iglesias, mezquitas y sinagogas que encuentres a tu paso.

Te avisamos: no serás el mismo después de haber conocido este rinconcito del planeta.

9. Masada, el amanecer más bello de Israel

Y volvemos a montarnos en el coche: a solo 100 kilómetros de Jerusalén está nuestra siguiente parada. La ciudadela de Masada, ubicada en una meseta en pleno desierto de Judea y con unas vistas impresionantes del mar Muerto, es el gran símbolo de la resistencia israelí.

En ella se refugiaron los judíos tras la destrucción de Jerusalén a manos de los romanos en el 70 d.C., y allí decidieron poner fin a sus vidas: preferían morir a ser esclavos. Hoy los restos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son visitables y una parada obligada en un viaje a Israel. ¿Un consejo? Sube andando a primera hora de la mañana y disfruta del amanecer desde lo más alto. La experiencia es algo que no podrás describir con palabras. ¡Tendrás que vivirlo!

10. El mar más salado: el Mar Muerto

Y toca experimentar algo que probablemente llevabas deseando desde que comenzaste este viaje… ¿o no es así? ¿Estás preparado para flotar como nunca lo has hecho? Llegamos a nuestra última parada en esta ruta por Israel, el mar Muerto, así que ponte el bañador y prepárate.

Y aquí van algunos datos: se trata del punto más bajo de todo el planeta, a más de 420 metros por debajo del nivel del Mediterráneo. Además, es la zona con mayor presión barométrica del mundo: aquí hay un 10% más de oxígeno de lo normal. La salinidad es de un 280%, por eso es imposible que ningún ser vivo habite en sus aguas –y sí es posible que por mucho que lo intentes tu cuerpo flote sin control alguno-. Se trata de aguas altamente saludables debido a la alta concentración de yodo, magnesio y bromo, que son buenas para la piel.

Y así, disfrutando de la naturaleza más increíble de Israel, y haciendo balance de todo lo aprendido y vivido durante tus días en el país, llega la hora de despedirse. Eso sí: probablemente jamás vuelvas a pensar en este trocito del mundo de la misma manera. Te lo avisamos.

Fuente: Skyscanner