Si decimos que Thomas Neuwirth ha revolucionado Europa pocos sabrán a quien me refiero. Pero si digo Conchita Wurst, la cosa cambiará. A estas alturas ya todo el mundo sabe que Europa entera se deja la barba mientras demuestra que por fin dejamo atrás pesadas losas homófobas premiando a la nueva Reina de Austria: Conchita. Y no, no me refiero a aquella cantautora española que nos poníamos hace un par de años para llorar aferrados a la almohada cuando el novio nos había mandado a paseo. Conchita Salchicha y su “Rise like a Phoenix” se ha llevado el triunfo final en Eurovisión. La que comenzó siendo la artista freaky de este año ha terminado demostrando todo su potencial y encumbrándose al Olimpo de las Divas. Muchos critican que este personaje eurovisivo esté creado por y para el festival, sin embargo Conchita es mucho más que eso. La travesti barbuda que ha encandilado a los europeos nació en 2011 como respuesta a los numerosos colectivos que criticaban la homosexualidad de Thomas cuando concursó en varios programas de telerrealidad de su país. Colectivos que también en Dinamarca han alzado la voz tachando al álter ego de Neuwth de “semillero de sodomía”. No sé si es más triste o asqueroso… Pero ha dado igual. Conchita y los 290 puntos han conseguido que su Fénix al más puro estilo 007 hayan volado hasta lo más alto generando reacciones en todos los rincones. "Mi premio está dedicado a todo el mundo que cree en el amor y la libertad, ¡nadie nos podrá parar!” declaraba Wurst tras hacer historia. Una historia escrita sin muestras de prejuicios e intolerancias, la historia de la libertad de expresión y sexual. Una victoria necesaria para hacer reflexionar al mundo y llenar de luz y colores un mundo que aún se viste de gris en muchos lugares del mundo. Pero además, los españoles podemos estar muy contentos con nuestro papel. Ruth Lorenzo ha devuelto a España al TopTen a golpe de melena mojada y derroche de voz y elegancia sobre el escenario. La española -que ha hecho muy buenas migas con Conchita- brilló con su impecable actuación de “Dancing in the rain” y llenó el escenario de magia y luz consiguiendo repetir la hazaña de la gran Pastora Soler .74 merecidísimos puntos y un empate con Dinamarca en el décimo lugar (a pesar de los esfuerzos de Portugal por jodernos la vida, la mediocre puntuación de los británicos a su Diva televisiva y con la inestimable de nuestra nueva más mejor amiga Albania) fueron el resultado. ¿Hemos vuelto a perder? Se puede decir que sí, pero no de la misma forma a la que estamos acostumbrados. Este año (al igual que con las recientes Pastora Soler o Soraya, porque no siempre podemos decir lo mismo…) debemos mirar a Europa con la cabeza bien. Mejor, hubiera sido imposible. Ruth ha hecho su trabajo divinamente y el resto, ya no depende de ella. Ojala la murciana tenga el premio que se merece y éste sea el punto de partida de una meteórica carrera que la convierta en la estrella que ya ha demostrado que es. Pero como una imagen vale más que mil palabras, ahí os las dejo....
Por lo demás, lo de siempre. Polémicas varias entre polacas cachondas y rusas que pagaban los platos rotos de la que están liando en su país de origen, un José María Iñigo que cargó el certamen de comentarios absurdos y aburridos y una Carolina Casado que nos convertía en el hazmerreír europeo (y de paso, en TT) gracias a sus “Oit points” recién sacados de la Academia de Inglés de Ana Botella. De momento, sólo una cosa está clara:
Hoy, todos somos Conchita Por Sergio Mata