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Ruud Gullit, uno de los mejores futbolistas holandeses de la historia

Publicado el 17 febrero 2023 por Colgadosporelfutbol

Ruud Gullit. La posición de falso delantero, de nueve mentiroso, aquella tradicionalmente denominada mediapunta con llegada debe mucho a uno de sus precursores, Rudd Gullit. Este holandés, nacido un 1 de septiembre de 1962 en Amsterdam, es posiblemente la figura que mejor encarna lo que puede llegar a ser un delantero, sin llegar a serlo, valga la redundancia.

Ruud Gullit, uno de los mejores talentos que ha dado Holanda

De tez morena debido a los genes de su padre surinamés y de inconfundible melena afro ( en sus años como jugador que no ahora), lo cierto es que Ruud Gullit puede ser considerado como uno de los mejores futbolistas de la década de los años 80. En parte, gracias a su capacidad anotadora, a su tiro de media o larga distancia o a su habilidad para rematar con la testa cualquier balón puesto a tino.

Enorme en la carrera gracias a la potencia de sus piernas y no exento de calidad en sus botas, la selección holandesa y el AC Milan, entre otros muchos equipos disfrutaron durante mucho tiempo de las bondades de este fenómeno.

Entre los mejores jugadores holandeses de la historia

Compañero de fatigas de Frank Rijkaard desde bien pronto (eran del mismo barrio de Amsterdam), su carrera va unida a éste y a otro delantero de ensueño: Marco Van Basten. Junto a ellos, logró el que fue su gran título, la Eurocopa de 1988 al derrotar a Alemania en semifinales y a la URSS en la final, con papel protagonista de Gullit en ambos encuentros.

Debutante más joven de la Eredivise con 16 años en las filas del HFC Haarlem, club trampolín en el que dio sus primeros pasos en las tres primeras campañas, en 1982 fichó por el Feyenoord donde compartió vestuario con todo un ídolo como Johan Cruyff. Polivalente y capaz de jugar en cualquier posición, fue víctima de insultos en varios campos por el color de su piel, pero lejos de amedrentarse le hizo ser más fuerte.

En el club de Rotterdam, sin duda, alcanzaría grandes dosis de protagonismo. merced en parte a los títulos de liga y Copa conseguido por el Feyenoord en 1984. Doblete que le serviría para ser fichado por el PSV Eindhoven, lo que generaría gran polémica en el país, debido a la gran cantidad del traspaso (1.200.000 florines de la época).

46 goles en 68 partidos y actuaciones antológicas que de nuevo valieron títulos le llevaron a encumbrarse como uno de los mejores jugadores europeos y a ser fichado esta vez por un grande de Europa como el AC Milan. Era 1987 y las cosas parecían funcionar, hasta el punto de ganar el Balón de Oro, que dedicó a Nelson Mandela tras pronunciar una de sus grandes frases:[pullquote] «Yo estoy disfrutando de este premio mientras Nelson Mandela sigue en prisión. Su causa es la mía. Es negro como yo”.[/pullquote]

Historia en el Milán de Sacchi

Su traspaso al club lombardo no pudo ser más certero. Junto a Van Basten y con Arrigo Sacchi de entrenador, ganó el Scudetto en 1988, el mismo año de la conquista de la Eurocopa. Sería la temporada previa a levantar la Copa de Europa, tras deshacerse en 1989 del Steaua de Bucarest en Barcelona por un contundente 4-0, donde Gullit brillaría con dos tantos.

Afortunado en no viajar a Paramaribo donde tenía que disputar un amistoso junto a una selección de futbolistas de Surinam (cayó el avión donde debería haber sido trasladado no quedando supervivientes) en el gran Milan de Sacchi, esa máquina de hacer fútbol, también ganaría la Copa de Europa de 1990 y la Copa Intercontinental de ambos años, además de una Supercopa de Europa.

Fin de carrera

Las lesiones marcaron el inicio de la década de los 90, hasta el punto de que el tulipán negro tuvo que tirarse muchos meses apartado de las canchas por problemas en sus rodillas, que incluso le impidieron disputar la final de Copa de Europa contra el Olympique de Marsella. Tras seis años en Milán, Gullit fue cedido a la Sampdoria, donde estaría una temporada antes de volver al Milan y retornar a la Samp, en un ir y venir que se propagó durante dos campañas. En 1995, ficharía por el Chelsea, probando suerte en la Premier League. Tres años estaría en el club londinense para ganar una FA Cup. El epílogo perfecto para una carrera que acabaría con él en la labor de jugador-entrenador en el propio Chelsea.


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