Como autorregalo de mi cumpleaños, que fue el lunes, ya que estoy muy lejos de casa y eso me da mucha pena, me he venido de vacaciones a uno de los lugares más conocidos del norte de Vietnam. Se trata de Sapa (o Sa Pa, teniendo en cuenta que en vietnamita todas las palabras son monosilábicas).
Todo el mundo que conocí por Ha Noi (en vietnamita se dice así por lo que os decía antes) ya ha pasado por Sa Pa y todos hablan muy bien de la zona. La verdad que la naturaleza es fantástica pero, por el día de hoy me ha decepcionado bastante.
Y es que, al ser un lugar tan bonito, habitado por gente de diversas etnias que pueblan aldeas de parajes maravillosos (en Vietnam hay una gran cantidad de etnias), pues han ido llegando muchos turistas en los últimos años. Hay autobuses nocturnos, bien arregladitos, todos con camas y bastante cómodos, que por unos 12 euros te llevan de Ha Noi a Sa Pa por la noche. No hay ni 350 kilómetros de distancia, pero las carreteras, con tantas montañas, hacen que el viaje sea largo.
Y este turismo, así, no ha sabido gestionarse, como ocurre muchas veces en lugares pequeños, habitados por personas pobres y sin estudios, que ven al turista y, como es lógico, se tiran al dinero fácil, muchas veces incluso, sacando a los niños de sus colegios para ponerles a pedir o vender pulseritas (De hecho, hay varios carteles bien grandes explicando que, para conseguir un buen turismo en Sa Pa y la sostenibilidad de las culturas locales, los viajeros no deberían comprar a los vendedores ambulantes ni menos a los niños). Como ejemplo: estas etnias locales tienen sus propios idiomas y estas mujeres que intentan venderte cosas no saben vietnamita, pero sí saben inglés , gracias a hablar con los turistas.
Por todo esto, hay más turistas y mujeres intentando vendernos cosas aquí que personas locales paseando, que casi no he visto.
Sa Pa está rodeado de aldeas. La más cercana y, por ello, la más visitada es Cat Cat. Yo hoy fui porque no tenía mucho tiempo para alejarme del hotel por temas de trabajo, pero no la recomiendo. La entrada son 40.000 VND, como un euro y medio, pero parece que entras a una aldea que es un parque temático, todo el mundo intentando venderte cosas, todo bien señalizado y muchísimas tiendas con souvenirs. Mañana voy con una mujer a su aldea a tres horas de aquí a pie y comeré allí. Ya os contaré, pero espero que sea mejor. La mujer es muy agradable.
Sin embargo, a pesar de esto, hoy ha sido un día estupendo de relax. En Marruecos ya aprendí bien a, de manera agradable, no tener que comprar nada que no quiero ni aguantar a pesados que quieren venderme cosas durante mucho tiempo. Marruecos fue una gran universidad para muchas cosas, la verdad.
Aquí os dejo unas fotos de los mejores momentos del día de hoy. Un día que por mí acabaría ya, a las 8 de la tarde, yéndome a dormir de lo relajada que estoy, si no fuera porque tengo que acabar unas cuantas cosas de mi trabajo. Uno de esos días en los que no paro de repetirme, ¡cuánto me gusta mi vida!
Paisaje característico de Sapa
Vistas desde el restaurante donde me comí unos fideos fritos con vegetales tras una buena caminata bajo el sol
Mi oficina del día de hoy. Debería haber comenzado hace tiempo a sacar fotos a las ‘oficinas’ de mi día a día cuando viajo, porque las hay que no tienen precio
Puesta de sol entre las montañas frente a mi hotel
Super cena con estas vistas.
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