Revista Belleza

Sábado completito

Por Negraflor @NegraFlor_Blog

Este sábado no hemos parado, aunque eso ya es costumbre en mi familia.

Sábado completito
El sábado por la mañana, las niñas salieron con A., mientras yo me quedaba en casa, haciend labores de Maru 2.0; así me dio tiempo de recoger el piso un poco. Se fueron en bici: E. sentada en la sillita, y À. U. pedaleando; llegaron hasta la playa y se encontraron con mi buena amiga G., que paseaba con su hijo de 23 meses, y mi hija mayor, que tiene más cara que espalda, se auto-invitó a comer a su casa. Así que cuando A. me llamó para que fuera para casa de G. y me llevase la bici, y así por la tarde salíamos todos.

La comida, deliciosa. Mi amiga G. viaja mucho por motivos laborales, y hace poco estuvo en Italia y trajo pasta, salsa pesto y queso parmigiano. Eso es lo que hemos comido, regado con un par de botellitas de lambrusco, como corresponde. De postre, un poco de fondue de chocolate con frutas y donuts y un poquito de cava. No creo que sea necesario confesar que disfruto comiendo, sobre todo si es en compañía de gente a la que quiero.

Después de descansar (los papis descansaron y los niños durmieron; G. y yo cotorreamos en la terraza), cogimos las bicis y decidimos ir a dar un paseo todos juntos.

Sábado completito

Salimos con las bicicletas y nos dirigimos hacia el barrio marítimo; una vez allí, les preguntamos a los peques si les apetecía ir a ver barcos, y dijeron que sí, así que fuimos hacia la dársena deportiva del puerto a ver los “barquitos”.

La verdad es que ver embarcaciones de este estilo a mí me pone de mal café; pero luego se me pasa, porque me da por pensar, que en cuantis que me toque el Euromillones, me compro un yatecito de éstos, y ¡a vivir, que son dos días!

Sábado completito

Después de pasear bastante rato entre los barquitos, fantaseando con la posibilidad de poder subir en uno algún día -a poder ser, no muy lejano-, decidimos volver hacia el centro; el camino de vuelta se hizo duro, porque À. U. estaba muy cansada, y ya se sabe: cuando una niña de 4 años está cansada todo es una crisis. Pero pudimos ir haciendo camino a pesar de las múltiples paradas, con la promesa de que un helado de chocolate la esperaba en nuestra heladería habitual. Y así fue: llegamos al centro, y nos sentamos en la terraza de una bodeguita: los peques se tomaron sus helados, y nosotras nuestra copita de vino. Acabamos de pasar el día, y nos despedimos después de descansar un ratito, que bien lo merecíamos.

Fue un día completo; llegamos a casa agotados, pero cuando estoy en buena compañía el tiempo me pasa volando. Tengo ganas de volver a repetir.


Volver a la Portada de Logo Paperblog