Las sábanas marcadas en tu cara.
Me gusta ese gesto tan característico de tus labios.
Acaricio en tu piel los surcos de la tela que nos envuelve.
Tu boca se tensa, una sonrisa.
Los suspiros que nos deshinchan al despertar nos anuncian un nuevo día.
No hay resaca de amor, pues no lo hubo.
La mañana se acaba y el tiempo vuela.
Me quedo con un abrazo a traición.
Por la espalda.
De esos que calan con el agua.
A veces solo queremos dar y poco importa recibir.