¡Ay, ay, ay, mira que hemos dicho veces que nosotras sólo dormimos en sábanas blancas! Además, lo hemos dejado por escrito y bien clarito aquí en el blog. No es que hayamos perdido esa costumbre de repente. Es sólo que llevamos un tiempo viendo otro tipo de camas; camas vestidas de suaves tonos de primavera, empachadas de flores con delicado aire vintage, envueltas en el murmullo de una brisa fresca e impregnadas por el imaginario perfume de la naturaleza... Y, claro, ¡la tentación es muy grande! No hay reglas a la hora de inundar el lecho de pimpollos, la descoordinación es lo que prima; un embozo de aquí, la bajera de allá, almohadones varios... con el único nexo de unión de las flores, a ser posible, en tonos suaves y empolvados y con una gran reminiscencia retro.
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Ay, ay, ay... ¿Terminaremos rindiéndonos ante esta explosión de alegría?