
La enfermedad grave nos descoloca. Lo hace tanto en primera como en segunda persona. Cuando nos enteramos que una amistad ó algún familiar tiene una enfermedad seria muchas veces no sabemos qué decir y nos cuesta la propia vida sacar fuerzas para ir a visitarlo, llamar por teléfono ó seguir manteniendo contacto.
Emily McDowell una diseñadora que padeció un linfoma y sus correspondientes tratamientos nos ayuda con una pizca de sentido del humor. Me gustan sus tarjetas y la fina ironía que destilan. Espero que puedan servirnos para recordar que una persona enferma no deja de ser persona por muy malita que esté ó muy terribles que sean las etiquetas diagnósticas y los tratamientos propuestos. Aportar humanidad, empatía, comprensión y cercanía es siempre necesario, más en esos momentos. No hace falta decir mucho, tan solo saber estar.






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Vía la leyenda de Caillou
Traducidas por Upsocl