Revista Arquitectura

saber esperar (la arquitectura y la paciencia)

Por Luiscercos
saber esperar (la arquitectura y la paciencia)
Debió de ser allá por 1995 (¡15 años han pasado ya!) cuando, en una de esas conferencias a las que antes acudía mucho más, un restaurador de yesos nos mostró las herramientas que había heredado, no de su padre sino de su maestro. La reverencia, afecto y agradecimiento con la que aquel hombre hablaba de quien le enseñó su oficio fue la enseñanza que yo recibí aquel día.
He recordado aquel momento mientras leía en la edición española que The New York Times (10 de junio de 2010) encarta semanalmente, todos los jueves, en el diario EL PAÍS, uno de sus artículos de contraportada, “los discípulos de los arquitectos hallan la fama al dejar el nido”.
Habla el artículo del alemán Markus Dochantschi, que trabajó durante siete años en el estudio de Zaha Hadid; del tailandés Kulapat Yantrasast, que pasó los mismos años en el de Tadao Ando; y, finalmente, del holandés Florian Idenburg, que se formó y trabajo durante 8 años en Sanaa (Premio Pritzker 2010), estudio dirigido por Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa.
Estos tres arquitectos citados comparten coincidencia: todos ellos trabajaron para premios Pritzker y en esos despachos ampliaron su formación e iniciaron su propio camino profesional.
La historia de Yantrasast podría resultar casi medieval:
Yantrasast pasó su periodo de aprendiz en Japón. Se mudó de Tailandia a Tokio para intentar obtener un doctorado en arquitectura. Pero después de asistir a una conferencia de Ando, le siguió hasta Osaka, en 1996, donde trabajó en el proyecto que Ando presentó para el concurso de Modern Art Museum de Fort Worth, Tejas. Cuando Ando lo ganó, le pidió a Yantrasast que se quedara, y pronto se convirtió en un hijo putativo para Ando y su mujer, Yumiko, que no tenían descendencia. Yantrasast les dejó en 2003 para mudarse a Los Ángeles”.
La manera en que el joven arquitecto explica los motivos de su marcha parecen sacadas de un capítulo de Los pilares de la Tierra, de Ken Follet:
“Nadie le ha regalado nada (a Tadao Ando) y quiere que yo, lejos de su sombra, aprenda la misma lección”.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com
[email protected]

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