Revista Educación

Saber jugar al fútbol

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Vaya título el de este artículo. No teman, únicamente voy a resumir mi criterio para distinguir a alguien que sepa jugar al fútbol, que no es más un juego.

Saber jugar al fútbol no es necesariamente hacer filigranas por doquier. El mundo balompédico, desde la cancha escolar hasta la élite, está plagado de gente capaz de puros malabarismos e incapaz de tomar una decisión coherente en el discurrir del juego.

Saber jugar al fútbol no es necesariamente meter goles. Claro que quien lo haga parte con una gran ventaja (pues es lo que decanta ganar o perder el juego), pero su labor es incompleta si se despreocupa de otras labores de equipo, que son las más. Quién no ha odiado jugar con aquel que jamás da un pase y tira a puerta nieve o solee.

Saber jugar al fútbol no es necesariamente tomar decisiones coherentes y ser solidario dentro del campo de juego. Claro que quien cumpla ambos requisitos ya tiene bastantes probabilidades de pasar mi filtro. He conocido gente que, mal que bien, los cumplía pero nunca se preocupó de guardar un mínimo respeto al vestuario, que, en efecto, tiene sus códigos; minusvalorar o despreciar al suplente que te sustituye en la banda es una de sus más altas violaciones.

Discernir este último requisito es casi imposible para quienes seguimos al fútbol de mercado. Así que todo juicio al respecto será imparcial. Pero como es un juego, no temo emitir juicios imparciales. Y ésta es una síntesis: anticipar y pasar; ir al espacio y crear una solución; dar el pase atrás y fabricar un gol: Modric en el minuto 64 de la última final de la Champions.

Saber jugar al fútbol

Concluyendo la lección (imagen: Reuters)

[In memoriam: cómo te gustaba el caballito rubio, padre]

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