No cabe duda alguna, que lo único real que existe en la vida del ser humano, es el presente, el hoy, ayer ya pasó, y mañana no llegó. No obstante, siempre que nuestras emociones se canalicen de forma positiva, podemos echarle una mirada de reojo al pasado, o dirigir la vista a lo lejos para ver lo que el futuro nos puede deparar, con un enfoque real, pero siempre bajo la bandera del optimismo, ya que lo uno en absoluto está reñido con lo otro, y si así los hacemos, estamos nutriendo a nuestro cerebro con una nutrición sana, y no con comida basura, que es aquella que nos sirve de alimento cuando abrazamos al muñeco de la negatividad.
Si centramos nuestras emociones, por ejemplo, en el mundo de la actividad física y el deporte, porque somos practicantes habituales de ejercicio en sus diversas formas (como es el caso de quien escribe), podríamos establecer el pasado y el futuro con el siguiente enfoque positivo en cada caso.
A) Emociones de Ayer: Aquí podríamos referirnos a la satisfacción de haber conseguido un objetivo personal, como puede ser, haberse recuperado de una lesión después de muchos meses de inactividad, a base de constancia y sacrificio, trabajando en un determinado programa de recuperación.
B) Emociones de Mañana: En este caso, el ejemplo a aplicar, puede ser el de ese corredor que afronta su primera carrera de Maratón, esos 42 kilómetros y pico, que el deportista se ha propuesto recorrer, y para los cuales se ha de preparar afrontando el reto con gran optimismo y enorme autoconfianza.
Nos queda por último, lo que estamos viviendo en el momento, el aquí y ahora. La realidad de la vida diaria. Lo que existe.
C) Emociones de Hoy: Aquí el enfoque podemos hacerlo sobre un deportista aficionado que todos los días se entrena por su cuenta, ya sea, correr, nadar o patinar, por citar algunos ejemplos, y afronta es trabajo físico diario con un gran entusiasmo y con la satisfacción que le produce hacer deporte, aunque esto suponga siempre un gran esfuerzo y sacrificio.
En definitiva, el objetivo, es canalizar las emociones siempre de forma positiva, tanto las que estamos viviendo en el momento, que son las más importantes obviamente, como las que hemos vivido y las que pueden venir, si las esperamos con una buena predisposición anímica, y para todas nos apoyamos en conceptos como satisfacción, optimismo, autoconfianza, entusiasmo, y muchos otros similares que pertenecen a la familia del vivir siempre en positivo.