12 | 09 | 2017
El acceso a la luz a cualquier hora del día o de la noche aporta una gran calidad de vida a las personas. Sin embargo, no todo son ventajas. El avance en las ciencias biomédicas, como la neurociencia, ha servido para poner de manifiesto los efectos de la luz sobre los ritmos circadianos y su influencia en la salud. Disponer de luz las 24 horas del día ha generado nuevos hábitos de vida, horarios de trabajo nocturnos y un evolución de la actividad diaria hacia la noche. La cuestión es has qué punto nuestro organismo está preparado para estos cambios.
LA INFLUENCIA DE LA LUZ ARTIFICIAL EN LAS PERSONAS
A lo largo de la evolución, los organismos vivos desarrollaron un reloj biológico que funciona en sincronía con las condiciones de cambio constantes y predecibles de luz y oscuridad. Gracias a ello, los seres vivos adaptaron su conducta y su fisiología, lo que se conoce como ritmos circadianos. Esta adaptación a los cambios entre luz y oscuridad es un factor clave para la supervivencia de las especies.
El ritmo circadiano más evidente es la alternancia entre el sueño y vigilia, aunque también hay otros como la temperatura corporal, que disminuye durante la noche, o las funciones hormonales. Por tanto, durante la noche no solo dormimos sino que nuestro cuerpo realiza otras actividades necesarias y diferentes a las diurnas.
La luz natural es el elemento que pone en marcha cada día nuestro reloj biológico. Cuando el ritmo de luz y oscuridad se altera, por ejemplo, por un exceso de luz durante la noche, se puede producir una alteración de la estructura temporal del organismo.
LA LUZ NO SOLO SIRVE PARA VER
Nuestros ojos captan la luz de determinadas longitudes de onda a través de los fotorreceptores, células sensibles a la luz. Estas células son de tres tipos: unas son las encargadas de percibir el color, otras la luz diurna y otras permiten ver en la oscuridad. Pero, además, el ojo humano tienen unas células fotorreceptoras, denominadas NFI, que activan las estructuras cerebrales encargadas de realizar la sincronización circadiana.
La tecnología de la iluminación debería poder conciliar la función visual de la luz con las funciones no visuales. Hoy día, sabemos que la luz puede, por ejemplo, servir para aliviar los síntomas del jetlag, para mejorar la función cognitiva en personas mayores o para mejorar calidad de vida de pacientes con patologías como la migraña. En este sentido el uso terapéutico de la luz tiene un amplio campo de investigación por delante.
La próxima vez que vayas a comprar lámparas piensa que la luz no solo sirve para ver, sino que afecta al reposo, al bienestar y a la salud. Por este motivo, desde nuestra tienda de lámparas queremos recordarte la importancia que tiene mantener una buena sincronización del uso de la luz artificial con los ciclos naturales. Elige la luz apropiada para cada estancia y para cada momento del día. Contribuirás a mejorar tu calidad de vida.
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