Según un reciente informe publicado por la FAO y confirmado por las previsiones del departamento de alimentación de la ONU, en 2012 uno de cada dos pescados consumidos en todo el mundo provendrá de la cría en piscifactorías.
El salmón que encontraremos en el mercado, algo menos sabroso y cuyo color también será algo diferente, seguramente habrá sido criado en una granja marina de Noruega.
La globalización de la acuicultura es un hecho. Desde 1980, la pesca sufre para subsistir debido a la sobreexplotación de la pesca industrial, a las cuotas de pesca establecidas y a la escasez de muchas especies. Ante esta realidad, la cría de peces en factoría crece sin parar y ya en 2008 abasteció el 45,6% del consumo mundial. Para el año 2012 se prevé que la cuota alcance el 50%.
La demanda de pescado en los países emergentes así como las preocupaciones dietéticas de los occidentales son las principales causas de este crecimiento. El entusiasmo por el sushi y el salmón y el éxito de la venta de nuevas especies de pescados dinamizan este mercado y fomentan la producción industrial de pescado.
China, primer productor de pescado.
Según la FAO " La acuicultura es la fuente de proteínas animales que ha registrado el mayor crecimiento en todo el mundo ". La contribución del pescado a la alimentación alcanza un nivel sin precedentes (17 kilos por habitante) y cubre al menos el 15% de las necesidades de proteínas animales de más de 3.000 millones de personas.
Asia, con un 88,4% de la producción mundial, es quien encabeza esta tendencia, especialmente China. En Asia se produce casi el 90% del pescado industrial que se consume en el mundo entero y, a su vez, es también el mayor consumidor. El 80,2% del pescado que se consume en China procede de la cría en piscifactorías. Este porcentaje era del 23,6 en 1970.
El pescado come pescado.
Este aumento del pescado "fabricado" no ha conseguido que el hombre pueda prescindir del mar: los peces que se crían en las factorías se alimentan de peces que provienen de la pesca. La acuicultura, presentada con una solución ideal para acabar con la sobreexplotación de los mares, supone un duro impacto sobre los recursos marinos. De los 90 millones de toneladas de peces que se pescan anualmente, casi un cuarto se destina a la alimentación de otros peces o animales de cría. Los peces pelágicos (anchoas, pescadilla, sardinas, arenques, etc.), ya de por sí perseguidos en alta mar por los grandes, acaban en las granjas marinas como alimentos de los peces que en ellas se crían. Este tipo de pescado está actualmente amenazado por la sobrepesca.
¿Hacia especies genéticamente modificadas?
Uno de los mayores problemas de la cría de pescado en piscifactorías es que muchos de estos peces demandan grandes cantidades de proteínas, se comportan como grandes depredadores marinos. En su alimentación diaria, los pescados marinos precisan un aporte de proteínas del 50%; los salmónidos requieren de un 35% a un 40%; las carpas requieren más de un 30%.
Para que sirva de comparación, las necesidades proteínicas de una gallina no llegan el 15%. Por lo tanto, para conservar las reservas de peces pelágicos, sería necesario alimentar al salmón, que es un gran carnívoro, a base de gluten de trigo. De hecho, se están utilizando cada vez más productos vegetales como el ya citado gluten de trigo, la colza o la soja en su alimentación.
La harina de aceite de pescado sólo representa el 30% del alimento en las piscifactorías. Esta estrategia supone hacer "vegetarianas" a especies originariamente carnívoras como son los salmónidos u otras especies de agua salada.
Por ello, en las piscifactorías se está considerando la posibilidad de modificar genéticamente estas especies para lograr lo que de otra forma es casi imposible.
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