Hollywood, la máquina de crear y romper sueños en todo el mundo, lleva cerca de una década creando historias de todo tipo. Películas que han marcado a generaciones, actores convertidos en leyenda, actrices más poderosas que las diosas del Olimpo y un estatus celestial que podría haber sido completamente distinto.
Y es que la trastienda de la Meca del Cine está cargada de anécdotas, de historias truculentas y de casualidades que bien podrían haber cambiado el devenir de muchos de sus proyectos.
Precisamente, eso es lo que vamos a repasar. Las curiosidades de Hollywood que te dejarán con la boca abierta y el culo torcido. Y de cómo una decisión, a veces de última hora, puede ser crucial para el devenir de un proyecto millonario.
Para la primera entrega de Terminator (1984), los productores consideraron a OJ Simpson para el papel del T-800. Al final le descartaron, por considerar que el héroe americano del momento era demasiado bueno para interpretar a un asesino del futuro. Arnold Schwarenegger cogió el papel. El resto es historia. Para ambos.
La ficha de Morgan Freeman
No son pocos quienes consideran Cadena Perpetua (1994) como la mejor película de la historia. Razones no les faltan. Ni detalles en la película. Por ejemplo, el de la ficha policial de Morgan Freeman (Red) en la película. Y es que la foto que aparece en la misma, es la de su hijo, Alfonso Freeman, quien estaba fichado por la Policía.
Su colaboración en Cadena Perpetua no quedó ahí, pues tuvo un cameo como preso random de la cárcel, que aparece cuando llegan los nuevos presos, entre los que se encuentra Tim Robbins (Andy Dufresne).
Fue uno de los elementos principales de la cultura pop de los 80. El barco de Los Goonies (1985), en el que se escondía el gran tesoro, fue ofrecido a todo el elenco, una vez terminado el rodaje. Obviamente, es complicado de guardar y nadie lo quiso. Al final, el barco, todo un icono cinéfilo, acabó en la basura.
¿Quieres montar a Fuyu?
La Historia Interminable (1984) es una de las mejores películas infantiles de la historia. Es más, la escena de Bastian o Atreyu cabalgando a lomos de Fuyu, marcó a toda una generación. Pues bien, tú también puedes montar a Fuyu, si visitas el Bavaria Film Studio en Munich (Alemania). Y es el auténtico, aunque parezca cutrongo. Piensa que han pasado más de 30 años.
El discurso de Forrest Gump
¿Qué dijo Tom Hanks en Forrest Gump (1994) cuando el micrófono estaba apagado en su discurso anti bélico? Según el propio actor: "A veces, cuando los soldados iban a Vietnam, volvían a casa de mamá sin piernas. Otras veces no volvían. Eso es malo. Y es todo lo que tengo que decir". Más claro, agua.
Colaboración total del FBI
Durante el rodaje de El Silencio de los Corderos (1991), el FBI prestó colaboración absoluta a Jonathan Demme y Jodie Foster (Clarice Starling). El objetivo de la agencia era que muchas mujeres se identificaran con la protagonista, y aumentara el número de ellas interesadas en entrar en la agencia. Funcionó.
Cuando Charles Bronson se enteró que iban a hacer una película con él como protagonista, Bronson (2008), no dudó en afeitarse el bigote y enviarlo a la productora. Quería que con su pelo, le hicieran un mostacho falso a Tom Hardy, que resultara lo más verídico posible. Y vaya si lo consiguió. ¿Asquete? Es lo que tiene ser un actor de método.
Cuando Will Smith arrastra al alien por el desierto, en Independence Day (1996), hay un momento en el que grita: ¿Qué demonios es ese olor? Esta frase no estaba en el guión. Y el olor nauseabundo era real.
El Gran Lago de Sal, cercano al rodaje, es donde muchos camarones van a morir. Al hacerlo, caen al fondo del lago, donde se pudren y desprenden un olor insoportable. Nadie dijo una palabra a Will Smith y dejaron la frase en el montaje final.
El papel de El Inventor fue escrito específicamente para Vincent Price en Eduardo Manostijeras (1990). La última escena del actor en la película, es la de su muerte. Cosas de la vida, y de la muerte, falleció pocos días después y ésa fue la última escena que rodó. Poética hollywoodiense para despedir a un grande.
Las sanguijuelas de Stephen King
No son pocos los críticos que tienen Stand by me (1986) como la mejor película de Stephen King. Lo que no todo el mundo sabe es que tiene mucho de autobiográfico. En concreto, la escenas de las sanguijuelas en el río que, tal y como ha contado, le pasó a él de pequeño. Normal que escriba lo que escribe con esta infancia.