Revista Cultura y Ocio

¿sabias que...? el general indiscreto.

Por Fehele
¿SABIAS QUE...? EL GENERAL INDISCRETO.Todo lo que envolvió el Día D ofrece miles de anécdotas y momentos curiosos. Una de las premisas y preocupaciones principales de los aliados era mantener una confidencialidad absoluta referente a la fecha de la invasión en Normadia. En torno a este hecho ocurrió en Londres un percance curioso, y es que el alcohol y las mujeres hacen que un hombre saque todo orgullo interno y se pavonee como nadie, jeje.
La cena fue en el famoso Claridge Hotel de Londres. Los cócteles eran magníficos y todos los presentes, entre ellos tres o cuatro mujeres, iban de uniforme. El mayor general Henry JF Miller, guapo y apuesto, de 53 años de edad, jefe del Comando de servicio Novena Fuerza Aérea, hablaba con uno de los asistentes al cocktail sobre los momentos difíciles que se avecinaban en referencia a los suministros que la 9 Fuerza Aérea debía enviar a las fuerzas que debían invadir Europa el Día D. La fecha establecida, dijo, era demasiado tarde. Henry Miller concluyó su disertación sobre el abastecimiento diciendo: “Por mi honor, la invasión llegará antes de 15 de junio"
Se acaba de echar por tierra la estricta confidencialidad de todo lo referente a la Invasión. Cualquiera podía ser un espía de los alemanes y gente con la lengua demasiado larga podría suponer un gran problema.
La estupefacción de los presentes en aquel cocktail fue total. Uno de ellos, sin perder tiempo alguno, redactó un informe que llegó finalmente a las manos de Einsenhower, quien tomó dos medidas fulgurantes como castigo por la grave indiscreción que Miller había cometido. La primera, degradarle de rango, a Teniente Coronel, y la segunda, apartarle de todas las operaciones y enviarle a EEUU. Las medidas tomadas contra Miller fueron bastante laxas la verdad. Probablemente se debía a que Miller había sido compañero de promoción en West Point de Ike y que además compartía con Omar Bradley tardes de béisbol en el jardín del cuartel general del SHAEF.
Miller tuvo en esta ocasión mucha suerte, y también los aliados claro. Si alguna de esas mujeres que había en la fiesta, o alguno de los militares o personal presente en la sala hubiera sido un agente doble, los aliados hubieran encontrado tal vez más preparados y alerta a los alemanes aquel día 6 de junio.

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