¿Eres una persona impaciente? Esto puede jugar en tu contra, según un estudio publicado en el año 2012 en el Journal of Positive Psychology. En él se identificaron tres expresiones distintas de paciencia: interpersonal, por dificultades de la vida y la que está vinculada a los problemas cotidianos. Todas ellas tienen en común la falta de paciencia para lidiar con ciertas situaciones, algo que a la larga puede afectar a tu salud general. En primer lugar, la paciencia interpersonal es tratar con alguien que está molesto o enfadado de manera habitual, mientras que ser impaciente por “dificultades de la vida” significa ser capaces de superar un revés serio. Por último, los «problemas diarios» acuñados acertadamente se refieren a tener la fortaleza para lidiar con circunstancias fuera de tu control, como el tráfico, cortes de energía y demoras de todo tipo. ¿Qué es la impaciencia? Algunos expertos describen la impaciencia como “una protesta ineficaz contra la realidad”. Esto puede alterar nuestro estado de ánimo, elevando los niveles de nerviosismo y afectando negativamente a nuestro sistema psicológico. Además, las personas que llevan al extremo esta impaciencia pueden llegar a tener problemas para dormir o concentrarse, ya que su mente va a una velocidad de vértigo, adelantándose a los acontecimientos y, probablemente, desvinculándose de la realidad. La impaciencia provoca que el cerebro se irrite y se oponga a la situación actual, buscando actuar agresivamente. Por ejemplo, la amígdala, el conjunto de tejido nervioso en forma de almendra en nuestro cerebro, es responsable de detectar amenazas y regular las emociones. Por lo general, la impaciencia es más una reacción exagerada que una respuesta apropiada. Beneficios de la paciencia A rasgos generales, la paciencia no es solo una recompensa, ya que incluye una variedad de beneficios positivos para la salud. No te preocupes, si eres una persona impaciente estás a tiempo de cambiarlo y aprender. Puedes empezar por practicar con pequeños gestos, como en la cola del supermercado o esperando a que se encienda tu ordenador. A continuación, enumeramos los cuatro aspectos en los que interviene la paciencia para mejorar tu salud: Bienestar mental “Cuanta más paciencia tengas, más feliz serás”. Según un estudio de 2007, las personas pacientes tienden a experimentar menos depresión y emociones negativas, quizás porque están mejor preparadas para manejar planes que salen mal. El estudio señala que las personas pacientes también se califican a sí mismas como más conscientes y sienten mayor gratitud y conexión con la humanidad y el universo. Esto se traduce en una elevada sensación de abundancia. Mejora tus relaciones Incluso se puede convertir en una herramienta para estar en una relación próspera. Esto se debe a que la paciencia podría tener capacidad para hacer más agradables las interacciones interpersonales. Según una investigación, las personas pacientes aprecian que su tiempo no es más valioso que el de los demás, lo que implica asumir empáticamente algún malestar personal para aliviar el sufrimiento de quienes nos rodean. Mayor productividad Aunque parezca contradictorio, tener paciencia puede hacerte más productivo, ya que puede impulsar la creatividad al ser propicio para generar ideas útiles e innovadoras. Por el contrario, la presión por ser más eficientes nos puede hacer perder la paciencia rápidamente. Por lo tanto, no debes dejar que el trabajo te abrume. Los estudios han demostrado que la paciencia aumenta la creatividad, la calidad del trabajo y la capacidad de colaborar eficazmente. Perspectiva más saludable Para terminar, la impaciencia aumenta los niveles de ansiedad y nerviosismo, lo que con el tiempo puede llegar a obstruir las arterias. Toda esa ira latente se disipa en tu cuerpo y contribuye a la enfermedad cardíaca, por lo que debes relajarte y “dejarte llevar”, aunque a veces lo veas inalcanzable. Se ha demostrado que las personas que son más propensas a la ira tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas. Referencias Schnitker, S. A., & Emmons, R. A. (2007). «Patience as a virtue: Religious and psychological perspectives». In Research in the Social Scientific Study of Religion, Volume18. Leiden, The Netherlands: Brill. Block, J. 1996. Some jangly remarks on Baumeister and Heatherton. Psychological Inquiry, 7: 28–32.
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