En una de las conversaciones de verano mi hijo de 10 años, que hace preguntas muy difíciles de contestar, me preguntó: Papá, ¿podemos modificar nuestros genes?
La pregunta es interesante. Hasta hace poco se pensaba que los genes que heredamos de nuestros padres eran intocables. Pero surgió hace pocos años en concepto de EPIGENÉTICA, que se basa en las posibles modificaciones que podemos producir en la expresión de nuestros genes a través de nuestros hábitos, como el comer, hacer deporte o relacionarnos, es decir, que según cómo vivimos nuestras células "leen" nuestros genes de forma diferente.
Os voy a poner un ejemplo con abejas. Como sabéis en una colmena las abejas cambian de reina cada 3 o 4 años. Y para crear una nueva reina, lo que hacen es simplemente elegir una abeja determinada y criarla con una dieta distinta. En vez de polen le dan jalea real. Y se desarrolla una abeja reina, que es genéticamente igual que las abejas obreras, pero físicamente es distinta. La dieta hace que su apariencia cambie.
Esta epigenética tiene mucha importancia en el envejecimiento. Actualmente se está investigando en la diferencia entre los genes "viejos" y los "jóvenes" e incluso en cómo hacer que un gen "viejo" se comporte como uno joven. Hay genes que producen moléculas que mejoran la elasticidad de la piel y que funcionan a pleno rendimiento a los 20 años pero que disminuyen su actividad a los 40 años. Por ello las investigaciones trabajan en intentar que el gen a los 40 años tenga la misma actividad que a los 20.
Un ejemplo publicado del efecto epigenético de la dieta es el siguiente. Si a ratones hembra embarazados se les da una dieta pobre en ácido fólico los ratones cambian el color de su pelo, de moreno a rubio, y este cambio de color se transmite a las nuevas generaciones. Fascinante. El mensaje es que parece que podemos cambiar lo que expresan nuestros genes a través de nuestros hábitos diarios. Eso lo vemos en personas gemelas idénticas que tienen hábitos distintos. El gemelo que fuma o se expone más al sol tiene una piel de mucha peor calidad que su gemelo idéntico que se cuida más.
Desde el punto de vista estético, se está investigando el posible efecto epigenético que tiene el uso de determinadas cremas cosméticas o incluso la realización de determinadas técnicas estéticas sobre la calidad no solo de nuestra piel sino de la calidad de la piel de nuestros descendientes. A pesar de que desde hace pocos meses algunas compañías cosméticas aseguran que sus productos ya poseen esta capacidad de modificar la expresión de los genes de las personas que los utilizan para mejorar la calidad de la piel, todavía estamos lejos de conseguir un efecto epigenético cosmético predecible eficaz y seguro. Sin embargo, es una línea de trabajo muy potente que sin dudas tendrá sus frutos en un futuro próximo.
El mensaje de este post es que no debemos conformarnos con nuestra información genética, sino que a través de unos hábitos determinados podemos "potenciar" la salud de nuestra piel de una forma efectiva y segura. Estos hábitos se basan en comer vegetales y frutas, eliminar el azúcar, cambiar la mantequilla por el aceite de oliva, hacer ejercicio, relacionarnos socialmente y dormir adecuadamente. Si vivimos así los genes "buenos" se activarán y veremos las consecuencias en nuestra salud y en nuestra piel.
Si quieres más información sobre la epigenética y su influencia en el cáncer, el envejecimiento o la salud mental puedes acceder a https://www.whatisepigenetics.com/
https://www.nestle.com.au/media/newsandfeatures/nestle-boosts-research-into-cutting-edge-maternal-nutrition-and-epigenetics