Aquel que reconoce la verdad del cuerpo puede entonces conocer la verdad del universo.
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Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.
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La más larga caminata comienza con un paso.
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La palabra debe ser vestida como una diosa y elevarse como un pájaro.
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No hay árbol que el viento no haya sacudido.
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Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
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Yo soñaba que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida es servicio. Serví y vi que el servicio da alegría.
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La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos.
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- El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas.
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- ¿Qué ve el ciego, aunque se le ponga una lámpara en la mano?
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- Sólo se tiran piedras contra el árbol que da frutos.
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- Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más.