He tardado más de lo que tenía planeado, pero ya he podido leer “Sabotaje”, la última entrega de Arturo Pérez-Reverte sobre su aclamado espía Lorenzo Falcó. Y lo mismo la cosa no acaba aquí y la trilogía se convierte en saga, puesto que muchos lectores reclaman más libros sobre este personaje que ya tiene una buena legión de seguidores. Aunque yo preferiría que antes el escritor retomara la historia sobre el Capitán Alatriste, no están nada, pero que mal estos libros de novela negra, así que no me sabotees y quédate a leer mi reseña.
“Sabotaje” nos traslada al París de 1937, ciudad a la que Lorenzo Falcó viaja para acometer la nueva misión que, en plena guerra civil española, sus jefes del bando franquista le endosan. Y mejor debería decir doble misión, puesto que esta vez el espía deberá acercarse a un comunista, Leo Bayard, para provocar su descrédito en su propio bando y neutralizarlo, al mismo tiempo que tendrá que ingeniárselas para destrozar “El Guernica”, cuadro que Pablo Picasso se encuentra en esos momentos pintando para la Exposición Universal de París, y evitar así la propaganda poco conveniente para los fascistas que se pretende hacer con la obra. A Falcó, nada amigo de ninguna causa política y quien se limita a ganase la vida cumpliendo órdenes sin cuestionarlas, no le importa ponerse manos a la obra y disfruta del juego de infiltrarse, la adrenalina del peligro siempre acechando y las mujeres con las que este seductor empedernido se cruzará en su camino. Y es que nuestro espía casanova se siente vivo ejerciendo su profesión y está dispuesto a pagar por ello cuando desafortunadamente le llegue el momento de saldar deudas con la Parca.
Si ya te has leído las anteriores entregas te imaginarás un poco la dinámica de esta novela negra: dobles juegos, huidas, traiciones, sorpresas, sexo, alcohol, algún que otro giro inesperado y conversaciones llenas de inteligencia y sarcasmo, al más puro estilo de Pérez-Reverte. Un nuevo libro de autocrítica a los españoles y a su historia, con la mordaz pluma de un escritor que no perdona nada y siempre ha sido franco tanto con lo bueno como con lo malo de este país. Y en medio de todo, un Falcó impasible a quien de nuevo vemos interesado únicamente por un sola persona, a pesar de que ésta no llega a parecer en ningún momento en el libro, pero que sigue teniendo una gran fuerza en la trama (como siempre) por perturbar el corazón y los recuerdos de Falcó.
Por el momento “Sabotaje” culmina con la historia de Falcó y, aunque es un libro bastante bueno, creo que le falta un poquito más de ritmo, pero no mucho. Y eso que siempre he disfrutado de los pasajes plagados de tranquilas conversaciones de Pérez-Reverte, quien consigue como pocos escritores que me meta completamente en las escenas, viviendo prácticamente lo que acontece casi como si estuviese sentada al lado de los personajes. Muchas veces me he parado a pensar el motivo de este efecto y siempre llego a la conclusión de que puede deberse al realismo de las conversaciones, rebosantes de términos y expresiones de la jerga de verdad que hacen tan auténticos a los personajes y libros de este escritor, uno de mis predilectos.
En definitiva, “Sabotaje” es recomendable con creces, siempre y cuando primero te hayas leído antes “Falcó” y “Eva”, y te veas con ánimo de sudar ante la tensión de una emboscada, temer el olor del peligro que puede esconderse tras la próxima esquina o anticipar el dolor de una tortura que ya crees inevitable. Con ánimo de sentirte con vida.
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