Barry Kane (Robert Cummings) es un obrero acusado de cometer un sabotaje consistente en fomentar el incendio de una fábrica de aviones militares. Huyendo de la policía, conoce a Patricia Martin (Priscilla Lane), una mujer con la que se propone encontrar a los verdaderos culpables antes de que sea demasiado tarde.
La génesis de “Saboteur” ocurriría en el periodo en el que Alfred Hitchcock estaba bajo el contrato de David O. Selznick. Durante aquella época, el director comenzó a trabajar en una idea que se centraba en un acto de sabotaje en unas instalaciones norteamericanas de defensa. Aunque Selznick pensó en producir el proyecto y contratar a Gene Kelly como protagonista, rápidamente comenzó a perder interés en la idea, esto gatillado en gran medida por su mala relación con Hitchcock. Tras una fuerte discusión con el director, Selznick le terminó vendiendo la idea y los servicios de Hitchcock al productor Frank Lloyd y a los Estudios Universal. Mientras se solucionaba el trato con la Universal, Hitchcock comenzó a trabajar en el guión junto a su esposa Alma Reville, y a la escritora Joan Harrison. Sin embargo, tras un corto periodo la escritora Joan Harrison decidió abandonar a Hitchcock para seguir su propio camino. Debido a esto, el director tendría que trabajar junto al joven escritor Peter Viertel y su esposa Salka, a quienes les tuvo que enseñar el método que él utilizaba para escribir un guión.
Luego de que el primer borrador estuvo terminado, los ejecutivos de la Universal decidieron contratar a una de las mejores escritoras del país, Dorothy Parker, para que le realizara algunos cambios al guión. Algunos de los cambios realizados por Parker, llamaron la atención del Código de Producción, particularmente las críticas existentes en la historia a la clase alta y al capitalismo en general. Pese a que se sugirió cambiar algunos pasajes del film, de todas formas se terminaron filmando escenas que presentaban diálogos algo controversiales. Debido a que la Universal había destinado un presupuesto más bien modesto para filmar esta cinta, Hitchcock no pudo contar con el elenco que el hubiese deseado. De hecho, el director había pensado en Gary Cooper para interpretar el rol protagónico masculino, y en Barbara Stanwyck para interpretar a la mujer que intentaría ayudar al protagonista a escapar de la ley. Sin embargo, la Universal al no tener el dinero suficiente para contratar a esos actores, terminaría contratando a los menos conocidos Robert Cummings y Priscilla Lane. En cuanto al villano de turno, Hitchcock quería contratar a Harry Carey, debido a que a su parecer, el actor representaba a la derecha norteamericana que apoyaba a Hitler algunos años antes de la Guerra. Sin embargo, cuando la esposa del actor lo obligó a rechazar el papel, Otto Kruger tendría que tomar su lugar.
“Saboteur” podría ser considerada como la primera película totalmente americana de Hitchcock. En la historia podemos ver como el protagonista durante su travesía a través de los Estados Unidos, termina encontrándose con una serie de personajes que representan a las distintas esferas sociales: obreros industriales, chóferes de camiones, vaqueros, artistas de circo, empresarios, y damas de la alta sociedad, entre otros. En gran medida, la película podría ser considerada como una “road movie”, donde una vez terminada la historia, los protagonistas no volverán a ser los mismos gracias a las distintas experiencias que han vivido camino a Nueva York, donde finalmente se resuelve la enrevesada trama. Durante su viaje, Barry y Patricia aprenderán que nada es lo que parece ser, y lo peligroso que resulta juzgar a las personas por su apariencia. El hecho que los integrantes del circo, los cuales son tratados como verdaderos fenómenos, no duden en ayudar a la pareja en problemas pese a lo peligroso que esto resulta ser, y que los villanos de turno sean un grupo de hombres acaudalados, los cuales son socialmente respetados y admirados, es un claro ejemplo de esto.
Por otra parte, pese a que en un principio Hitchcock había pensando en esta historia como una sátira de la sociedad norteamericana, la cinta se transformó en algo más durante su viaje a la pantalla grande. El guión, que había comenzando a escribirse antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, siendo rápidamente ajustado por la producción poco después del bombardeo a Pearl Harbor. De esta forma, “Saboteur” se convirtió en un film propagandista, lleno de discursos acerca de la lealtad que el ciudadano norteamericano debía tener con su país, y de los peligros de tener un secreto núcleo fascista latente en el interior de la sociedad, el cual tenía su propia agenda política. Pese a que en “Foreign Correspondent” (1940) se tocaban temas similares, en “Saboteur” se habla específicamente acerca del papel de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Además de los temas políticos, la cinta obviamente se centra en el tema del hombre injustamente acusado. Es aquí donde aparece una serie de elementos que posteriormente serían refinados por el director; el héroe intentando dar con el verdadero villano mientras lo persigue la ley; el villano que se oculta tras la máscara de la respetabilidad; y la rubia hostil que termina ayudando al héroe en su odisea, entre otros.
“Saboteur” probablemente no es una de las mejores cintas de Hitchcock. Presenta algunas escenas algo planas, las cuales tampoco se caracterizan por presentar diálogos demasiado interesantes. Sin duda que la escena más recordada de esta película es la escena final en la Estatua de la Libertad, la cual fue tratada con especial atención por el director. La cinta cuenta con la estupenda fotografía de Joseph A. Valentine, y la correcta pero no memorable banda sonora de Frank Skinner. Por otro lado, el film presenta algunos agujeros en el guión, los cuales son cubiertos de buena manera por diversos elementos como el uso de importantes monumentos como escenarios de algunos de los momentos claves de la historia; actuaciones convincentes, escenas de verdadera tensión, y el humor negro tan propio del director británico. “Saboteur” termina siendo el mejor ejemplo de la idea de Hitchcock que aludía a que si uno mantiene la acción moviéndose lo suficientemente rápido y le da a la audiencia algo más interesante en lo que fijar su atención que tan solo la premisa básica, uno puede lograr que el público se deje llevar y disfrute el viaje sin mayores inconvenientes.
por Fantomas.